Villa de Grado - Asturias - España
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LOS ESFOYONES Gloria Álvarez Fernández Con el presente trabajo he tratado de aproximarme a lo qué eran y suponían los esfoyones en el concejo de Grao. Para ello he hablado con personas pertenecientes a distintos pueblos de concejo con el objeto de saber cómo vivían, entendían y valoraban ellos, los verdaderos protagonistas, los esfoyones. No obstante, para lograr un mejor y más certero conocimiento de los mismos también he consultado diversa bibliografía al respecto como la ``Gran Enciclopedia Asturiana ´´ y ``Enciclopedia Temática de Asturias”. Para empezar me parece oportuno describir qué eran los esfoyones, también conocidos como esfoyazas:``En pocas palabras, los esfoyones consistían en una reunión de personas pertenecientes a distintas casas del pueblo que acudían a prestar su ayuda a otra casa para deshojar (esfoyar) las panoyas y posteriormente enristrarlas”. Hay que tener en cuenta que el cultivo de maíz era de especial importancia puesto que representaba un sustento alimenticio de primer orden, ya que con él, concretamente con su harina, podían elaborarse productos de diversa índole como eran: boroña, escaldao, papas… La cantidad sembrada de maíz, por tanto, era cuantiosa puesto que tenía que procurar el sustento anual de la familia. Tras la recogida del mismo venía una ardua tarea que era deshojar las panoyas para posteriormente enristrarlas y es aquí donde los esfoyones juegan un papel crucial. PASOS PREVIOS AL ESFOYÓN: Lo primero de todo era la siembra del maíz en el mes de abril o primeros de mayo, posteriormente había que sallarlo, es decir, quitarle el campo que cría la tierra para que el maíz vaya creciendo; una vez que el maíz alcanzaba en torno al metro de altura venía el arriendo (echar tierra al tallo del maíz y la siembra de la alfalfa). Tras seis meses de espera llegaba el momento de la recolección que consistía en segar el maíz por debajo y ponerlo en picas o bien del propio tallo del maíz quitarle las panoyas. La diferencia estribaba en que los primeros dejaban el maíz allí, en torno a un mes, para aplazar el momento del deshoje y procurar que el maíz estuviese perfectamente seco y más maduro. Una vez que el maíz estaba en casa, meses de septiembre u octubre, llegaba el momento del esfoyón. EL ESFOYÓN:Los miembros de la casa, debido a la cantidad de maíz que cultivaban, no podían hacer frente en solitario a las labores de deshoje por lo que requerían del mayor número posible de personas que estuviesen dispuestas a participar en esa labor. Generalmente, se iba comentando de ”boca a boca” que tal día había esfoyón en “casa de…” por lo que llegada la fecha y tras la cena, generalmente, la gente joven en mayoría y alguna de más edad acudían a la casa a colaborar, solían juntarse unas 20 ó 30 personas. La gente ya reunida en el hórreo o en la cocina de la casa si ésta era lo suficientemente amplia comenzaba a deshojar las panoyas, labor que realizaban indistintamente hombres y mujeres y que consistía en quitar la mayor parte de las hojas de la panoya a excepción de unas pocas que se extendían hacia atrás. Una vez que ya estaban deshojadas todas las panoyas, el siguiente paso consistía en enristrarlas que radicaba en apurrir las panoyas a la persona que se dedicaba a enristrar y éste iba haciendo una coleta donde en cada vuelta se ponían tres o cuatro panoyas muy juntas y empleando tres bilmas o pajas de centeno (atadas en el extremo) para poder hacer la ”riestra” y darle consistencia a ésta. Una vez finalizado el esfoyón, los dueños de la casa estaban de algún modo ”obligados” a convidar a las personas que habían ido a ayudar, por lo que les ofrecían la garulla que estaba compuesta por alimentos diversos:castañas cocidas, manzanas, avellanas, nueces…y sidra. La casa que no ofrecía “garulla” se quedaba sin gente que les fuese a ayudar, ya que era un símbolo de tacañería dejar a las personas sin comer nada y precisamente en la garulla iba el prestigio de que en años venideros la gente fuese o no a ayudarlos. La tradición oral da muestra de la garulla y lo hace a través del siguiente cantar: ”Nun voy a los esfoyones que me tiren panoyadas, cuanto mejor me tiraban castañas amagostadas”. El esfoyón representaba algo más que la ayuda en el deshoje de las panoyas puesto que era un momento de reunión con la gente del pueblo, de diversión e incluso de cortejo. De modo que era habitual que el mozo al que le gustase una de las mozas que estaban esfoyando le lanzase unos granos de maíz o la llamase para que le apurriera las panoyas cuando estaba él enristrando. También existen muestras en la tradición oral que delatan esta otra “función implícita” de los esfoyones, como es el caso de: ÉL: “Una panoya tirete ya nun me ficiste caso ya verás como te quedas pa siempre pa vestir santos”. ELLA: ”La panoya que me enviaste nun te la quise recibir porque mi madre nun quiere que corteje a un mozo ruin”. o también: ”Levanta los brazos p´arriba, levántalos resalada que la sal del mundo tienes y no te la mereces nada”. Una vez hechas las riestras había que colgarlas sobre el corredor, bien del hórreo o de la casa, y era éste uno de los momentos en que más “picardías” había puesto que era común que algún chaval cortase la riestra y cuando se la apurrían al que la iba a colgar empezaban a caer las panoyas por el suelo con el consecuente perjuicio que ello suponía: pérdida de maíz al deshacerse las panoyas; peor era el caso de cortar las panoyas cuando estaban colgándolas sobre el corredor. TRAS EL ESFOYÓN: Ya colgadas las riestras, el esfoyón podía darse por finalizado y lo que venía a continuación era el momento de los juegos, del baile, de los cantares…que era una manera de poner el colofón a una tarea ardua. El juego más destacado era el de “L´alpargata”: aprovechando las hojas del maíz que estaban tiradas por el suelo la gente joven se ponía en un círculo y una persona en el medio, comenzaban a pasarse l´alpargata bajo las hojas y quien estaba en el medio debía averiguar dónde estaba ésta; era difícil porque la gente simulaba que estaba pasándola y cuando la persona del medio se aproximaba hacia allí recibía más de un ”alpargatazo” a manos de quien, en ese momento, la tuviera en su poder. Cuando finalmente conseguía encontrarla había una sustitución y pasaba al medio quien hubiera sido pillado con “l´alpargata”. También había bailes y cantares, según el pueblo y la casa cabía la posibilidad de que alguien llevase gaita o acordeón. Cantares hay muchos y variaban de unas zonas a otras, un ejemplo de esos cantares y concretamentedel pueblo de Llantrales es el que a continuación se cita:
O:
Había muchos cantares, generalmente de temas amorosos y que eran independientes al tema del esfoyón, es decir, de los que un mozo decía a la moza que le gustaba y que anteriormente se han citado. Otro ejemplo de esos cantares que giran en torno al tema amoroso es:
También se contaban cuentos de temática muy variada: de miedo, de risa… y, como no, también había adivinanzas que entre las que he podido ``rescatar ´´ están las siguientes:
(la cebolla)
(piernas, tronco, boca y cabeza)
(la vaca)
(oreja y pendiente)
( la lengua) Los esfoyones tenían una duración indeterminada, en torno a 4 ó 5 horas. Solían empezar tras la cena a eso de las ocho de la tarde y finalizaban a las doce o la una de la madrugada. Como se hacían en época de otoño (septiembre/octubre) la luz era ya escasa por lo que se empleaba como iluminación candiles de carburo. ¿QUÉ VENÍA DESPUÉS DE LOS ESFOYONES?: Luego, en la casa se recogían y escogían las hojas del maíz para emplearlas como relleno de los ``jergones ´´ puesto que las hojas se depositaban en una especie de saca grande que hacía las funciones de colchón y cuyo relleno se cambiaba con carácter anual, tras la recogida y posterior deshoje de las panoyas. De igual modo, el maíz permanecía en el corredor hasta que estuviera lo suficientemente seco (variaba el tiempo) y una vez que estaba seco el paso siguiente era deshacer las panoyas para extraer el grano. Para ello, con una panoya ya deshecha, sin granos (Taruco) se restregaba contra la otra panoya y así se iba depositando en un saco el grano que se obtenía. No se solía deshacer todo el maíz a la vez sino que se deshacía en la medida en que se iba necesitando. La inmensa mayoría de las casas no contaba con ``molín ´´ propio por lo que tenían que llevarlo a que se lo moliesen y el pago se solía efectuar en especie, era lo que se llamaba la maquila. La maquila era una medida (especie de cajón) que se quedaba el molinero en función a la cantidad de maíz molido, y la proporción solía ser: por un copín (aproximadamente 7 kilos) una maquila. El momento del molido del maíz era muy importante y había que estar muy atento a que el molinero ``no maquilase más de la cuenta ´´. El maíz era un sustento alimenticio importante para las personas y no tanto para los animales ya que a éstos a penas se les destinaba. Con la harina de maíz se hacía tanto boroña, papas, la torta, el escaldao…A los animales, concretamente a las vacas ``paridas ´´ se les daba un tipo de panoya especial que era aquella que tenía los granos rojos; ésta se apartaba en el hórreo y cuando la vaca paría se le daba a comer porque decían que era muy buena. También se les daba a comer al ganado las panoyas pequeñas o aquellas que habían quedado desprovistas de hojas y que no podían ser empleadas para enristrar. Gloria Álvarez Fernández |