Podemos hablar de la fiesta desde dos puntos de vista, tanto desde
el de Santiago como desde el de Santa Ana y hay testimonios que nos
dan fe de los dos.

Por un lado, según cuenta la historia escrita en una fotografía,
el moscón Don Benigno González Longoria se disponía
a venir a Grado desde Cuba y el barco en el que navegaba casi naufraga,
entonces ofreció a
Santa Ana que si se salvaba de aquella tempestad haría en el
concejo un novenario en su honor y una comida para los pobres del municipio.
Don Benigno se salvó y desde ese momento todos los años
la familia González Longoria y otras familias mosconas en Cuba
lograron reunir dinero para sufragar la fiesta.
Con respecto a Santiago es interesante una información que
describe cómo era la fiesta (30 de julio de 1863) según
comenta D. Protasio González Solís en sus “Memorias
Asturianas” (pág. 382-383):
“… Si sorpresa nos había causado el vislumbrar á Grado á lo
lejos, al penetrar en su recinto mayor fué nuestra admiración:
estaba la población en plena feria, y nada ponderamos si buscamos
un símil del espectáculo que ofrecía el campo
de San Antonio en el populoso Triana de Sevilla ó en la capital
de Asturias el día de San Mateo.

Los jóvenes de Grado son francos, finos, obsequiosos, y como
de ellos recibimos una y más pruebas, cúmplenos consignarlo
así; pero las bellas graditas reunen de tal modo la amabilidad
con la franqueza, y las gracias naturales con la más alta cultura
social, que al lado de ellas pasan las horas muertas, y cuenta que
hablamos del trato y conversación ordinarios y no de los lances é intrigas
de amor.
La circunstancia de ser día festivo el domingo y de celebrarse
la romería de Santa Ana, fueron bastantes para detenernos veinticuatro
horas más en Grado, si Grado no reuniera otros poderosos alicientes.
Oimos, pues, misa en la iglesia parroquial, no muy capaz para tan
crecido vecindario, y por la tarde nos encaminamosal sitio de la romería.

No faltó también alguno que, deseando gozar del bello
panorama que la campiña de Grado ofrece á cada paso,
hubiera salido á este fin como el héroe de Cervantes,
aunque no en busca de aventuras, apenas la aurora asomó por
los balcones de Oriente.
Cuentan las crónicas que distraído en sus meditaciones
se dejó llevar á donde el brioso corcel tuvo á bien
conducirle, y que llegó al fin á un punto en que se le
figuró hallarse en un palacio… encantado, habitación
de vaporosas hadas y mansión de una reina, cuyo trono se mecía á impulso
de las auras matinales sobre un inexplicable conjunto de éter
y nubes, etc. Dumiérase sin duda sobre el noble animal, y al
despertar hallase que estaba en Grado.
Mas dejemos esto para hablar de la romería.
Se celebraba la romería en una extensa pradera, del bien situado
lugar de San Pelayo, que dista muy poco de la villa; y decir que Grado
en masa se transportó á la pradera, parece inútil”.

El historiador moscón, D. Álvaro Fernández de
Miranda en su obra “Grado y su concejo” (1907) nos hace
mención a las fiestas de Santiago en su página 82 de
la siguiente forma:
“La famosa feria de Santiago tenía lugar en esta parroquia
(por la de San Juan de Villapañada), y en la ya derruída
capilla del Apóstol decíase la misa del día, colectándose
para el Santo buena cantidad de limosnas entre los feriantes. La feria
comenzaba en Grado, porque en todo el trayecto, desde esta villa hasta
San Juan, había concurrencia y puestos de venta, satisfaciéndose
las alcabalas en las jurisdicciones respectivas, y los jueces de éstas
se esforzaban para que no fuese en la suya donde el orden se alterase.
La romería de Santa Ana se celebraba igualmente en tierras de
San Juan.
Feria y romería se acordó trasladar á Grado por
los años de 1852, muy á disgusto de los vecinos de Villapañada”.

Según un expediente consultado en el archivo histórico
de Grado podemos hablar de la creación de una Comisión
de Festejos que nació el 28 de junio de 1930. Se creó esta
Comisión para organizar las tres fiestas más importantes
del concejo, la Primera Flor, la Segunda Flor, y Santiago y Santa Ana.
Esta iniciativa popular fue aceptada por el alcalde de aquella época
D. Eulogio Patallo y estaba formada además de éste como
alcalde-presidente del Ayuntamiento de Grado por D. Valentín
Andrés Álvarez como presidente del Ateneo Popular de
Grado;D. Armando Rodríguez Longoria, presidente del Casino;
D. David Rodríguez Longoria, de la Banca; D. Luis Martinez,
de la Sociedad de Deportes; D. Alfredo Fernández,D. Sandalio
Miranda, D. Toribio Tejeiro, D. Ramón Arias y D. José Fernández,
de la Industria; D. Miguel López Acevedo y D. Alfonso Fernández,
del comercio; y D. Manuel Fernández de la Concepción
y D. Fernando Fernández González, de la colonia americana.
Después de aquella reunión se acordó apoyar esta
iniciativa con 1000 pesetas.
En aquellos años 30 los moscones hacían referencia en
sus cantares a los americanos que retornaban a la villa:
¡Duerme Santa Ana
niña bonita,
duerme, no te despierte
la dinamita, la dinamita!
¡Santa Ana se celebró
por Carlos “el de Gunía”
vivan los americanos
que quieren la romería!
La fiesta consistía en una jira en un campo de las proximidades
de la villa, donde disfrutaban de la típica comida y bebida,
carne empanada, tortilla, sidra, vino, etc.
En esta época y posteriores había procesiones religiosas
en las que los santos eran llevados en procesión por los moscones,
una costumbre hoy día perdida.

También era típico las grandes ferias de ganado de Santiago
en el parque de San Antonio o de abajo con grandes ejemplares que se
traían desde distintos puntos del concejo y de la región.
En 1943 se funda la Hermandad de Santiago y Santa Ana que todavía
sigue vigente hoy día. Su primer presidente fue D. Telesforo
Palacios natural de Pravia y además fue también fundador
de las fiestas de El Xiringüelu praviano.