Segundo marqués de la Vega de Anzo y barón de Grado,
nacido el 25 de diciembre de 1882 en la ciudad de Oviedo, en cuya
Universidad cursó y terminó (1904) los estudios de
Derecho, doctorándose en la Universidad Central de Madrid.
Martín del Valle, que veraneó siempre en su palacio
de «Villa Santa Julita», sito en la parroquia de Castañedo
(perteneciente al concejo o municipio asturiano de Grado), falleció en
Madrid el 13 de enero de 1951.
Aunque más conocido como escritor y político, fue
un hombre polifacético: presidente de la Cámara de
la Propiedad y de la Federación de los Sindicatos Agrícolas,
vicecónsul de Chile, miembro de honor del Instituto de Estudios
Asturianos, fundador de la revista monárquica Acción
Española, miembro de la Sociedad Cultural Española
(editora de publicaciones tradicionalistas), etc.
Como político, fue militante del partido conservador, procurador
a Cortes y defensor a ultranza de la monarquía y el catolicismo.
Como escritor, colaboró tanto en la prensa asturiana como
madrileña, sobre todo en el periódico El Debate,
de cuya empresa editora fue consejero.
Entre otras obras legó las siguientes: El general don Pedro
Rodríguez de la Buría (Avilés, 1901); Ocios
de un estudiante (Barcelona, 1902), escrita bajo el seudónimo
de Vicente Castañedo; Don Pedro Armada Valdés, conde
de Canalejas (Oviedo, 1907); El Instituto Nacional de Previsión
(Oviedo, 1910); Un episodio de la historia contemporánea:
la concesión del Condado de Xauen (Oviedo, 1930).
Fue distinguido con varias condecoraciones y distinciones honoríficas,
entre ellas la gran cruz de la Orden de Isabel la Católica
y la encomienda de Carlos III. El Ayuntamiento de Oviedo dio su
nombre a una calle y el Centro Coordinador de Bibliotecas hizo
lo propio con la instalada en Grado. En esta villa (capital del
concejo de igual nombre) se inauguró, el 31 de septiembre
de 1954, un monumento en su honor, obra del prestigioso escultor
ovetense Víctor Hevia, ubicado en el parque de Abajo o de
San Antonio y erigido por suscripción popular de los vecinos
de Grado, entregándose a la familia del homenajeado –benefactor
tanto de la villa como de Vega de Anzo, pueblo que da nombre a
su marquesado– un álbum con más de 3.000 firmas; «...
Ello es el exponente fiel del agradecimiento de una comarca hacia
el que vivió siempre pendiente de sus vecinos, en contacto
con sus personas, preocupándose de sus problemas y desarrollando
una labor social fundada en el cariño a la tierra de sus
mayores...» (diario La Nueva España, Oviedo, 1 de
octubre de 1954). El discurso del alcalde de Grado en ese acto
enumera los méritos del marqués: «Dona instrumental
quirúrgico para la Cruz Roja local, inicia una suscripción
editando un álbum de Grado para socorrer a los damnificados
por la inundación del año 21; dona un magnífico
edificio para el colegio de primera y segunda enseñanzas,
subvencionando su funcionamiento; sostiene camas en dispensarios
de lucha antituberculosa, y dota becas para seminaristas a favor
de familias humildes del concejo, acude a la reconstrucción
de la iglesia parroquial con importantísimas cantidades,
encargando a su costa valiosas obras en la misma; tutela y ayuda
económicamente a todas las sociedades benéficas y
culturales de la villa: Hermandad de Santiago y Santa Ana, Banda
de Música, Casino, equipo de fútbol (...). Su última
gestión supuso la concesión de una subvención
del Estado de cinco millones y medio de pesetas destinados a normalizar
el servicio de abastecimiento de aguas y dotar de fuente pública
a diecisiete pueblos del concejo».
FUENTES: Gustavo A. Fernández, «Monumento al marqués
de la Vega de Anzo», en «Crónicas mosconas»,
diario La Nueva España, pág. 31, Oviedo, 24 de abril
de 2004; Gran Enciclopedia Asturiana, tomo 7, págs. 309-310,
Gijón, 1970.
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