Su blanco
caserío, vecino del Cubia, se desarrolla á un lado de
la hermosa vega, destacándose sobre el fondo, siempre verde,
de las cercanas colinas y montañas, humilladas por las altas
cumbres de Proaza y de Quirós, que allá, lejos, dominándolo
todo, se dibujan distintamente en el horizonte.
Es el pueblecillo capital
del Concejo de su nombre, del cual está á su extremo
N., á la izquierda de los citados ríos, al SE. de
Oviedo, del que dista 25 kilómetros*,
y al S. de Pravia; en su meridiano el ancho de la provincia no llega
a 10 leguas y media, desde el elevado puerto de la Mesa, sobre Torrestio,
á las casas de la Arena, en la ría de Pravia*.
Ciñen su parroquia
las de Peñaflor,
Castañedo, Villapañada y La
Mata.
Disfruta de un hermoso
clima templado, aunque húmedo, de alegre cielo, de excelentes
aguas y regalados mantenimientos, y es tan sano, en verdad, que
las más terribles epidemias jamás lo invadieron.
Tiene 3.010 habitantes*,
y sus calles, medianamente amplias y rectas y no mal urbanizadas;
sus plazas, el parque, sus bien pitadas casas, hoteles y chalets,
las tiendas y bazares, acusan la relativa importancia y bienestar
de esta pequeña población, marcadamente simpática.
ANTIGUAS
CONSTRUCCIONES
Fue villa nobiliaria,
y lo pregonan las casas solariegas de Miranda ó Valdecarzana,
Valdés, Fernández de Grado*,
Jove, Fernández de Miranda, Cañedo ó Agüera,
Díaz Miranda y Flórez Arango; y es el más vasto
de estos edificios el de Valdecarzana, con espacioso patio central,
torres y subterráneos, que han sido cegados, y ponían
en comunicación la casa con la finca llamada "El Pradón".
La antigua, iglesia,
derribada poco ha, remontaba su fundación á fines
del siglo XII y conservaba algunos restos de su construcción
primera, con arquitectura románica del segundo período;
había sufrido restauraciones su única nave, con bóveda
de cañón y arco triunfal; pero aún restaban
de sus columnas los capiteles y bases antiguas y el arco semicircular
de una puerta lateral, con adorno ajedrezado y prismático
en los capiteles; el ábside tenía una ventanilla circular,
con una estrella central de cuatro
brazos*.
Frente al altar mayor había distinguidos sepulcros: uno de
ellos, con inscripción latina, de los Fernández de
Miranda. Adosada al templo, estaba la capilla llamada del Pardo,
construida por los de este apellido, y en ella tenían asiento
honorífico, ostentando su escudo; pero últimamente
pertene cía á los Díaz Miranda.
La capilla de los Dolores,
única obra notable de la población, la edificó
el Marqués de Valdecarzana en la huerta de su casa, terminándose
en 1716. Es de mármol sanguíneo, sin labores por su
parte exterior, pero con muchas y costosas en el interior, cuyo
mármol rojo contrasta con otra piedra obscura embutida en
recuadra, delicadamente labrada. Corre por lo alto una cornisa de
gran resalte y de esmerado trabajo, desde la cual arranca la bóveda.
Un respetable asturiano
del pasado siglo, Arias de Velasco, dijo ser esta capilla "la
más magnífica de todo el Principado"*.
Sin embargo, tiene sus
defectos: no hay gallardia ni concierto en el plan, ni tampoco está
bien caracterizado el orden á que
pertenece, aunque recuerda el greco-romano.
Su fundador la enriqueció
con vasos y lámparas de plata, ornamentos preciosos y una
imagen de la Virgen de los Dolores, de sobresaliente escultura:
todo lo robó el invasor durante la Guerra de la Independencia.
Después quedó la capilla desmantelada y llena de escombros,
hasta que años más tarde se habilitó para el
culto. Su actual poseedora, la Condesa de Fuenclara, la dotó
de un retablo bellísimo, del siglo XVI de gran mérito,
primorosamente restaurado en Madrid.
La llamada todavía
capilla de la Magdalena, nada tiene que merezca mencionarse. Cerrada
al culto hace mucho tiempo, su modestísimo
retablo fue llevado a la antigua iglesia hacia mediados del siglo
anterior; sirvió de cárcel en la primera insurrección
carlista; después de escuela, teatro, academia de música,
y actualmente sirve de almacén.
De igual insignificancia
la capilla de San Antonio, dió nombre al Campo de la Reguera,
en el cual se emplazara en el siglo xvii; y al ser derribada hacia
el año 1875, se construyó, para sustituirla, la situada
a la entrada N. del pueblo, en los terrenos del primitivo cementerio,
y no llegó siquiera a abrirse al culto.
El Hospital de- peregrinos
y su capilla de las Candelas, eran fundación y patronato
de los nobles Gremios o de sus Caballeros, de los cuales habremos
de ocuparnos muy largamente más adelante. Hacía esquina
el pequeño edificio a la Plaza Mayor y a la calle del Campo
(Pedrera), y dos de sus estancias estaban destinadas a Hospicio.
Cumplió fielmente
la institución benéfica su misión de asilar
peregrinos y atender enfermos con mejores ó peores medios
durante largó tiempo, pero importancia nunca la tuvo. Comenzó
a languidecer en los primeros años del siglo XVIII; y aunque
algo se rehizo, en sus alternativas siguió marcada la decadencia,
la que degeneró en desastrosa, hasta que, por último,
sufrió la suerte que a fundaciones análogas impuso
la desamortización.
Deficiente en sus recursos,
la caridad de los Gremios y del vecindario, respondió solicita
al socorro del enfermo.
Otras noticias del Hospital
y el apeo de sus bienes y rentas, las hallará el lector en
el Apéndice VII de este libro.
La casa de la Cofradía
de las Animas, con su capilla de la Purificación, estaba
en la calle Grande, y aún se conserva el sencillo arco semicircular
de la única puerta que daba entrada a la capillita.
El Consistorio primitivo,
que se levantaba en el mismo solar que el de hoy día, era
muy ínfimo: tenía escalera exterior, y sus habitaciones,
faltas de luz, pecaban también de incómodas; en sus
bajos estaba la prisión y un hediondo calabozo.
Tan pobre era aquel Consistorio,
que para sustituirle, y ya en el siglo XVIII se había construído
otro de excelentes condiciones, amplio y de dos pisos, en el Campo
de San Antonio y muy cercano a la capilla, que fue destruido por
los franceses en 1809.
No lejos de este Consistorio
estaba un polvorín de exiguas proporciones.
Más tarde se hizo
en estos sitios el juego de pelota o frontón, que todos conocimos,
derribado hace algunos años.
MODERNOS
EDIFICIOS
Podrían
figurar sin desdoro en la capital del reino los hoteles o casas
de Casares, Corugedo, Granda, González (D. C.), Tarrazo,
Martínez, Villa Concha y Capitolio, particularmente este
último, que descuella entre todos, y los hay más modestos,
pero no menos bellos, adornados con jardines cuidadosamente atendidos.
Responden poco, en cambio,
al creciente desarrollo de la villa los edificios públicos.
El nuevo templo de San
Pedro, de estilo romano-bizantino, tercer período, con dos
torres, de aspecto sencillo y sólo de relativa amplitud,
se abrió al culto solemnemente el año 1890, con asistencia
del Prelado ovetense.
A la construcción
de la iglesia contribuyeron el Estado y el vecindario, o los hijos
de la villa, cuya generosidad rayó en algunos en espléndido
desprendimiento.
El hermoso retablo mayor
fue donado por don Manuel G. Longoria, y débense los laterales
a D. Carlos Martínez y D. Ramón G. Longoria; el de
la Purísima Concepción, de puro estilo gótico,
se donó en memoria de la primera esposa del Marqués
de la Vega de Anzo (nuestra llorada hermana), y así lo dice,
campeando sobre mármol blanco en uno de los muros de la capilla,
la inscripción siguiente:
Nomine in eximiae julitae, uxoris amatae
quae in flore aetatis dormiit in Domino,
Marchio de la Vega de Anzo, vír nobilis, ístud
altare, et statuam contulit aere suo.
M.DCCCXC.
En recuerdo
de la misma señora, sus padres regalaron las dos grandes
pilas, que sobre peanas de labrado mármol blanco lucen en
la iglesia.
Está muy por bajo
de lo que debiera la moderna Casa del Pueblo, y contrasta con otras
de poblaciones similares.
La fachada principal,
lisa y blanca, de mezquinos huecos, ostenta a los lados del balcón
central el escudo del Estado y el de la villa y Concejo Su única
torre, con un reloj de dos esferas, soporta en lo alto, a guisa
de montera, un feo armazón de hierro, que encierra la campana
de dicho reloj.
Data el edificio del
año 1848, y la torre del 1866.
Llenan mejor su cometido
dos locales de fecha más reciente, dedicados, el uno a escuela
superior y el otro á dos elementales, con habitación
para maestros ambos. Más capaz este último, hállase
emplazado en el Campo de San Antonio, y lo costeó el Municipio
con subvención del Estado; el destinado a escuela superior
está en el barrio de la Ferrería, y lo donó
a la villa el capitalista citado, D. Manuel González Longoria,
como lo consigna, encima de la puerta de entrada, una sencilla lápida*.
El macelo ó matadero
público, propenso a ser arrasado por el Cubia, reúne,
al objeto que se le destina, nada más que medianas condiciones.
MONUMENTOS
Bajo el aspecto del arte,
poco hay que decir, con ser poco lo dicho.
Obra propiamente artística,
sólo una existe en la villa, y nos referimos al monumento
erigido por suscripción nacional a D. Manuel Pedregal y Cañedo
La estatua, trabajo meritísimo del escultor Folgueras, es
de bronce, y representa al ilustre hijo de Grado de pie, vistiendo
levita, en ademán sencillo, natural, como si fuera el orador
a usar de la palabra; tiene la mano derecha sobre el pecho, y caído
el brazo izquierdo; presenta gran parecido, y mide dos metros 60
centímetros. El pedestal es de muy dudoso gusto.
Fue el monumento solemnemente
descubierto el 2 de Septiembre de 1897.
El rollo, el famoso rollo
que tantas generaciones contemplaron, nada tenla de estético,
aunque de ello presumiera: estaba en la Plaza Mayor.
De parda cantería,
con un león toscamente labrado sobre una columna levantada
en cinco gradas, medía unos cinco metros de altura solamente,
y en sus últimos tiempos cambiaron el león por un
imperfecto cono, que afeó más el pequeño monumento.
Era el rollo la señal
de la exención jurisdiccional de Grado, y no por cierto ignominiosa
picota, para azotar a ciertos delincuentes como en otros rollos
de los pueblos de Asturias. Su desaparición data de 1842*,
y debió respetársele por sus honrosos recuerdos: si
en la Plaza estorbaba, pudo ser trasladado á sitio menos
céntrico.
Mencionaremos de pasada
una sencillísima cruz de piedra, de gran tamaño, sobre
un vulgar pedestal levantada a la salida del pueblo y en la parte
alta del mismo. La cruz da nombre al frecuentado lugar en que se
encuentra, y ante ella oraban prosternados los peregrinos que caminaban
a Santiago de Compostela.
LA
MURALLA
En el siglo XIII ya existía.
Abrazaba el pequeño recinto donde estuvo la iglesia antigua
y está hoy la casa y huerta de Valdecarzana; tras ella se
refugiaba y defendía el vecindario de ex
ternas agresiones, y
así esos muros libraron de la muerte a no pocos habitantes
cuando la quema de Grado por el feroz Conde Gonzalo Pelaez de Coalla,
cuya lamentable vida tendremos que narrar con detenimiento.
Tenía la muralla,
más bien gruesa cerca, dos "portonas" con puente
levadizo sobre el foso que la rodeaba, llegando hasta ella las aguas
del Cubia, que seguían su curso por la finca de Socampo.
Una de las "portonas" daba al Campo, y la otra, derribada
en 1866, a la Plaza del Ayuntamiento, y cuyo arco sostenía
la "torrecilla del reloj." Presentaba el muro metro y
medio de espesor,
variando su altura entre seis y siete metros, y el foso contaba
de ancho seis y dos de profundidad, aproximadamente.
Hasta últimos
de 1810 se conservó intacta la muralla, siendo entonces derruída
en su casi totalidad de orden superior, "porque era un fuerte
donde se intentaban defender los franceses, causando daño
a las tropas o guerrillas que les atacaban"*.
Hoy sólo queda el lienzo que el río lamió y
otros restos exiguos de la que sigue llamándose muralla
de la villa, de históricos recuerdos*.
PROGRESO
CRECIENTE
Van desapareciendo de
día en día los vestigios de la población antigua:
las obras públicas y particulares la han rejuvenecido embelleciéndola.
En pocos años,
relativamente, surgieron las calles de Uría, Progreso y Rasqueta,
orladas de edificios; y los alcantarillados y pavimentos, la desaparición
de hórreos y paneras, el alumbrado eléctrico, el Prado
del Campo, con su parque y otros tangibles mejoramientos,
y lo ganado en policía urbana*,
atestiguan un progreso que pueblos de mayor renombre para si quisieran.
Cierto que a más pudiera llegarse de existir mejores y más
firmes iniciativas, al igual de las que determinaron la construcción
del casi terminado cementerio, muy amplio y bien emplazado, proyecto
del arquitecto Sr. Laguardia, y en el que no se olvidó la
higiene y la estética. Cuenta con buena sala de autopsia,
depósito de cadáveres, horno de cremación,
galerías para las urnas cinerarias, osarios y un elegante
pórtico, obelisco y capilla. Las dos hectáreas de
extensión que ocupa, cércalas alto muro, como al lindante
cementerio civil, de capacidad casi idéntica al camposanto
situado al N. de la población, abierto en 1866, y ya en demanda
imperiosa de clausura.
Hay en el pueblo regulares
fondas y casas de huéspedes, casinos, cafés, farmacias,
carnecerías y tiendas de quincalla, mercería, paquetería,
tejidos, géneros de punto, pañolería, ultramarinos,
almacenes de granos, aperos y herramientas, etc., tan surtidos como
los de algunas capitales de provincia.
PASEOS
Y FUENTES
El frondoso, ameno y,
aunque modesto, famoso Campo de San Antonio, no obstante ser tan
grato y querido de los moscones, poco o nada se ha hecho para embellecerle;
y es de tan largo abolengo como la misma villa, cuyos mas señalados
acontecimientos suelen ir ligados al llamado antes Campo del Prado,
de Las Matas o de La Reguera, por su vecindad con Las Reguerinas
presenció enconadas luchas, populares asambleas, ferias,
fiestas y holgorios, que llevan a la mente diversidad de recuerdos;
su arboleda la taló el francés en 1810, y la repobló
años más tarde un buen alcalde. Se halla a la entrada
N. de la población, que por este lado cuenta con tres buenas
avenidas. La formada por la carretera de Occidente es la que separa
el primitivo paseo del moderno ó Prado del Campo, que adquirió
el Municipio en 1882, y en cuya parte superior se proyecta construir
el Mercado de ganado, mientras en la parte baja se desarrolla el
riente Parque, preferido lugar de esparcimiento, con sus jardines
trazados á la inglesa, decorados con el monumento a Pedregal
e iluminados a gíorno por dos potentes focos de arco voltaico.
Escaso esfuerzo bastaría
para que este acceso a la villa sorprendiera al visitante, con ser
paseos hermosos todas sus avenidas.
El agua potable, que
abastece á aquélla, surge purísima y abundante
de dos fuentes llamadas de Arriba y de Abajo, por estar sitas, como
indica su nombre, en parte más o menos elevada de la población:
la "fuente de Abajo», la más moderna, se halla
en la Plaza del Castillo, y es de hierro, muy sencilla; la fuente
de Arriba, de preferido manantial, es de labrada cantería,
y tiene esculpida esta inscripción: Reinando la Majestad
de Carlos IV, esta villa de Grado la hizo á su costa: año
de 1796.
Proyectase por el Ayuntamiento
una nueva conducción y distribución de aguas, muy
en consonancia con el interés del vecindario y las exigencias
de los actuales tiempos.
NOTICIAS
VARIAS
El lavadero cubierto
que se construye en la Ferreria, con todo lo necesario para su mejor
servicio, á expensas de dos nobles damas con el fin de donarlo
a la población, vendrá a llenar una necesidad muy
sentida, y constituye un acto de caridad admirable, que al revestirse
de modestia suma, inclina más a la gratitud, avalorando el
espléndido regalo.
La banda de música,
a pesar de loables esfuerzos, no es tan numerosa y perfecta como
lo fué años atrás, cuando alcanzó en
Oviedo y en musical certamen medalla de plata, mereciendo la de
oro, según pública voz, atribuyéndose la injusticia
a los apasionamientos del jurado. Ameniza el animado paseo que en
los días festivos se forma en el Parque.
Recientemente se levantó
en el Prado del Campo un edificio y frontón, que pasará
a poder del Municipio transcurridos treinta años: se le llama
impropiamente El Malecón, y su café cantante hace
resurgir la idea de construir un teatro de condiciones adecuadas.
Publicáronse en
la villa El Xorro, El Moscón y Río Grande, periódicos
de escasa vida, y actualmente sale a luz La Justicia de Grado.
Reside en el pueblo un
segundo Teniente de la Guardia civil: consta el puesto de seis números,
y presta excelentes servicios.
Hasta el año 1872
no fue preciso crear el Cuerpo de serenos, tan necesario hoy.
De los cuatro Médicos
municipales, dos prestan servicio en Grado y su partido, y no bastan
para la asistencia facultativa, concurriendo á ella otros
Doctores.
Por sucesivos acuerdos
del Ayuntamiento, las calles de la Carretera, Pedrera, Barredo,
Grande y Olmo, Plazuela de la Ferrería y Plaza Mayor, llevan
hoy, respectivamente, los nombres de Uría, Pedregal, Marquesa
de la Vega de Anzo, General Suárez Valdés, Arías
de Miranda, Longoria y General Fernández Ponte (Fernández
de Miranda debiera decir), y la de Cimadevilla el de Flórez
Estrada, por haber vivido en ella el ínclito economista*.
Río
la Calle denominase
un riachuelo que atraviesa la villa, y Río Martin
otro que la circuye por su parte S., ambos afluentes del Cubia,
al cual llaman también en la comarca Río de Grado:
las truchas de este río sabrosísimas son preferidas
a las del Nalón, y se distinguen unas de otras a simple vista.
El puerto de mar más
próximo a Grado es San Esteban de Pravia, del que dista 26
kilómetros; pero el que más la surte de pescado es
Cudillero, algo más lejano.
La presentación
del curato era siempre de Valdecarzana, quien después alternó
con la villa, y ahora alterna con el Prelado.
INSTRUCCION
PUBLICA Y PRIVADA
No abandonaron los Municipios
la pública instrucción en lo que a la villa atañe;
pero no obsta para que su celo pudiese ciertamente ser mayor.
Sostiene el Ayuntamiento
una Escuela superior de niños y dos elementales, de ambos
sexos, y hasta hace poco subvencionaba una de párvulos.
Escuelas particulares
cuéntanse: Una de niños, tres de niñas, muy
bien montadas, y dos nocturnas de primera enseñanza, a las
que asisten bastantes niños, pero pocos obreros, por desgracia.
Las monjas del Santo
Angel establecieron un Colegio para niñas con elementos suficientes
para que las numerosas educandas reciban instrucción esmeradísima.
Es de lamentar se cerrara
un Colegio de primera y segunda enseñanza, de muy recomendables
condiciones, con gabinete de Física, gimnasio, etc., incorporado
al Instituto provincial de Oviedo, y en el cual recibían
brillante instrucción crecido númemero de alumnos,
externos e internos, siendo la causa de la clausura disposiciones
emanadas del Ministerio de Instrucción Pública, que
vinieron a perjudicar esta clase de establecimientos en beneficio
de los oficiales, y el haberle retirado la subvención que
percibía del Ayuntamiento.
INDUSTRIA
Y COMERCIO
El inolvidable
D. Alvaro Flórez Estrada pensó antes que nadie convertir
a Grado, donde hizo sus primeros estudios, en pueblo seriamente
industrial: "Reúne muchas condiciones para serlo -decía-,
y más ó menos tarde lo será"; y de acuerdo
con su pensamiento, montó una fábrica de ferretería,
ideando vastos planes que su trabajada vida le impidió realizar.
Había en la villa
por entonces varios talleres o fraguas, en que unos cien hábiles
operarios construían para el Estado cañones y bayonetas
de fusil, hallándose en San Pelayo el probadero y las barrenadoras
de cañones*.
Dedicábanse al propio tiempo, y por separado, a toda clase
de cerrajería y utensilios de labranza, y fabricaban escopetas
y pistolas, continuando estas industrias hasta el restablecimiento
en Trubia de la Fábrica Nacional de Artillería.
Por cierto que amparaba
a los aludidos operarios el fuero militar como empleados y dependientes
de una fábrica nacional de armas, y con frecuencia, abusando
de fuero tal, dieron mil sinsabores a los vecinos de Grado.
Contrarió a éstos
sobremanera que no se fundara el establecimiento fabril en su pueblo
natal o en las proximidades del mismo, para conseguir lo cual algunos
entusiastas moscones habían gestionado v alepado razones
tantas, que de orden ministerial recorrieron la vega de Grado é
hicieron estudios personas facultativas, fijando La Mata como punto
adecuado para la fábrica de cañones*,
que al fin, sin beneficio para el cuerpo de Artillería ni
del Estado, se restableció en Trubia, causando enorme lesión
á los intereses de nuestra villa, que sigue hasta el presente
sin industria alguna importante.
Las que tiene, sin embargo,
con ser pequeñas, benefician á buena parte del vecindario.
Una de las más
desarrolladas es la fabricación de zapatillas, a la que se
dedican varias casas con éxito creciente: ascienden á
miles los envíos de ese calzado para toda la provincia, en
competencia con el que viene de fuera, más estético,
pero menos sólido y resistente.
La salazón de
jamones es otra pequeña industria no despreciable, y fue
respetable hace algunos años, dando vida holgada á
muchas familias. Se exportaban, especialmente para Castilla y Cataluña,
de 9 a 10.000 jamones al año.
De reciente fundación
es la FÁBRICA DE PLACAS PARA LA CONSTRUCCIóN DE TABIQUES,
muros de pequeño espesor y entrevigados.
Unica en su género
en Asturias y de reconocida utilidad, tendría brillante porvenir
de estar bien administrada. Sus talleres están montados en
la Troncada con todos los adelantos que esta nueva industria requiere.
También construye lo más moderno en florones, medallones,
capiteles, balaustradas, cornisas y toda clase de objetos de adorno
para decorado, así como mosaicos de mil dibujos, baldosín,
bañales etc., etc.
La Flor de Candamo fabrica
conservas alimenticias y prepara frutas para exportarlas al extranjero,
a Cuba principalmente: sus productos pueden, sin elogio, competir
con los similares de más renombre.
Es de escasa entidad
la elaboración de la sidra, y menor aún la fabricación
de curtidos.
Tres tahonas trabajan
con éxito en el pueblo.
Igualmente un taller
instalado en la Casa del Campo, en el cual se construyen carros
y coches.
Mueve varios molinos
harineros, mejor ó peor montados, el riachuelo que atraviesa
la villa.
Y nada más, y
es bien poco.
Aparte
de una fábrica de azúcar en Peñaflor y otra
de chocolate en Alcubiella (La Mata), que seriamente se pensó
en montar y fracasaron los intentos por entonces, háblase
de instalar algunas industrias, contando con la energía eléctrica
de la Sociedad Belmontina, que hace años surte de luz a la
villa.
Pero aunque todo ello
fueran ensueños, que sí lo serán, es lo cierto
que Grado, con sus múltiples elementos de riqueza, podría
convertirse en un gran centro fabril, sin dejar de ser agrícola,
como pensó el célebre economista; pero... ¿se
desarrollarán las energías necesarias? ¿Se
cumplirán, más o menos tarde, las profecías
del gran Flórez Estrada?...
El comercio alcanza más
importancia que la industria: es próspero. Su principal tráfico
consiste en ganado vacuno y de cerda, granos, manteca, huevos y
frutas de todas clases, que se exportan en cantidades considerables
a Castilla, Cataluña y Cuba, además de inundar a todo
Asturias.
Para formarse idea de
lo que el comercio vale, basta con In dicho; pero por robustecer
nuestro juicio, adicionaremos los siguientes datos: la venta de
avellana, un año con otro, llega á 250.000 pesetas,
y sale para Inglaterra la mayor parte del fruto; la manteca se calcula
que rinde anualmente 125.000 pesetas, y sus mejores mercados son
Andalucía, Cuba y Puerto Rico; y los huevos exportados, pueden
evalorarse en unas 100.000 pesetas, también anuales, cuando
menos.
Y a mucho más
ascienden las ventas de ganados, granos, diversidad de frutas, etc.,
pero no tenemos seguro testimonio para demostrarlo.
FERIAS
Las tradicionales y popularísimas
ferias de Grado, sí bien en decadencia, conservan parte de
su antigua animación; son todavía muy activas la oferta
y la demanda por gentes de la provincia y aun de fuera de ella.
Se celebran:
La Flor primera, pasada
la Pascua de Resurrección, el primer domingo y lunes.
La Flor postrera,
siete semanas después de la primera, y dura otros dos días.
Antes duraban
las dos Flores tres días cada una, vendíéndose
en ellas todo cuanto era necesario a la vida.
La de Santiago,
el 25 de julio; "feria ésta que, buscando un símil,
podría compararse con las de Triana, de Sevilla: mercaderes
y compradores, géneros y especies de mercancías son
en tan gran número, que es difícil abrirse paso por
entre la multitud. ¡Cuánta y cuánta transación!
escribe el Sr. Solís en sus Me morias asturíanas.
Al día
siguiente, 26, la animada romería de Santa Ana en los alrededores
de la población, en la cual suelen organizarse veladas y
festejos por los "americanos", que en esta época
del año regresan temporalmente a sus hogares.
La de Los Prados
y de La Caída el 5 y 20 de septiembre, respectivamente, siendo
el tráfico de estas ferias sólo de ganado vacuno y
algo, muy poco, caballar.
Y la de San
Simón el 28 de octubre, ofreciéndose en ella, mas
que en ninguna, ricos jamones, que salen fuera de Asturias en su
casi totalidad; a San Simón vienen los habitantes de este
Concejo y sus limítrofes Candamo, Las Regueras, Pravia, Miranda,
Salas, y hasta Illas y Soto del Barco, a hacer acopio de ropa de
abrigo para el invierno. Las mantas y cobertores de Palencia, los
lienzos gallegos y las famosas estameñas de Teverga, Somiedo
y demás pueblos brañeros, tienen aquí todavía
una buena demanda, que antes era asombrosa, porque desde el escarpín
hasta la saya de la mujer y el calzón del hombre de aldea,
salía de San Simón, pues en todo el año no
se celebraba ni se celebra otra feria de su índole en toda
esta comarca.
MERCADOS
Mas, si cabe,
que las ferias son renombrados los concurridisimos y abundantes
mercados; su fama llega a los ámbitos todos del Principado;
en la capital los llaman la despensa de Oviedo.
"No se puede dar
un paso por las calles de esta población -advierte el escritor
madrileño, Sr. Martín Fernández, hablando de
estos mercados-: parece que se han venido a las puertas de Grado
todos los carros y carrines y carretas de toda la provincia trayendo
una carga para llevar otra."
"El pueblo es un
campamento. El mercado está en todas partes: aquí
la ferretería; allí la zapatería; en este otro
sitio los aperos de labranza; en aquél las hortalizas; en
otros los granos, las frutas, la manteca... Todas las calles están
ocupadas por los puestos, en derredor de los cuales apenas puede
revolverse el enjambre de compradores y vendedores."
"Es el de Grado
uno de los mercados más importantes de la provincia, porque
para casi toda ella se exportan de aquí muchos productos."
"Se verifica dos
veces á la semana, miércoles y domingos, y en ambos
días la concurrencia es igualmente numerosa."
Los miércoles
acude a porfía ganado vacuno de muy buena calidad, y los
domingos el de cerda, presentándose también ejemplares
lucidísimos.
De celebrarse los dos
mercados en un mismo día, el de Grado fuera el más
importante mercado de la región asturiana.
Y el mercadín
diario no es insignificante: menos valen los mercados de algunas
capitales de Concejo.
Todo se prodiga en aquellos
mercados; pero la cantidad de ricas frutas, hortalizas y legumbres
es verdaderamente prodigiosa, y las hay de tamaños colosales.
Aumenta la exportación
de la fresa, que se vende ocho meses del año, para Valladolid
y Madrid.
Constituyen un tipo especial
de esos mercados las tratantas, que llegan en bandadas de Oviedo,
Gijón, Avilés, Salas y otros puntos.
El numerario que se invierte
en los tratos asciende á más de lo que puede creerse:
es sorprendente.
Con los mercados sucede
lo contrario de las ferias: hay en ellos más afluencia de
gentes, más animación en las transacciones que antiguamente.
Es muy notorio el encarecimiento
de los artículos de consumo*.
COMUNICACIONES
Pasa por el Concejo y
su capital la carretera de Villalba á Oviedo, vulgarmente
llamada de Galicia ó de Occidente; y de Grado parte la de
Luanco, que en Grullos empalma con la de Pravia y Soto del Barco,
y en Avilés con las de Lugones y la Costa.
La carretera de Grado
á Oviedo cruza por Escamplero, donde termina la carretera
propiamente dicha, partiendo de la ciudad, aunque sigue buen camino,
derecha del Nalón, hasta Peñaflor.
Las vías que unen
la capital del Concejo con la mayoría de las parroquias,
dejan mucho que desear, especialmente las de Alfoz y Salcedo; pero
de ellas hablaremos en el capítulo siguiente.
La primera carretera
que utilizaron los gradenses fue la citada de Villalba á
Oviedo, que se terminó hacia 1859, al menos el trayecto de
la ciudad á la villa, siendo para esta población el
punto de partida de las mejoras locales*.
Al ejecutarse las obras del nuevo camino, se reformó el puente
de Grado, dejándole sus antiguos pilares, el cual tiene tres
arcos, es de mármol y era de carácter románico,
habiendo sido construído a costa de la
provincia el año
1769*,
en sustitución de otro ruinoso, no de tan bella construcción
y arquitectura.
Terminada al fin la carretera
con general complacencia, los primeros coches y carromatos que transitaban
por ella excitaban la curiosidad y hasta la admiración de
los vecinos, que salían gozosos a contemplarlos*.
Vanamente los moscones
se habían agitado en ocasiones distintas para lograr que
su pueblo tuviera ferrocarril: cuando se proyectó el llamado
de Castilla, pretendieron que la línea pasara por Grado cruzando
el Ventana, en vez del Pajares, y los representantes de los Concejos
de Occidente, convocados al efecto en la expresada villa por D.
Pablo Fernández de Miranda. aprontaron recursos para los
estudios de un proyecto que apoyaron eminencias científicas
y fue muy discutido; después se hicieron tanteos o estudios
de vía ancha y estrecha, que hubieran unido a Grado con Oviedo
o Trubia; pero nada práctico resultó de ellos; y cuando,
alejada la esperanza, nadie pensaba en el ferrocarril, proyectóse
y construyóse, relativamente en poco tiempo (en cuatro años
el Vasco-asturiano, que vino a colmar los deseos de estos habitantes
y a sacar del letargo extensas y ricas comarcas.
El ferrocarril, de vía
estrecha, parte de Ujo, pasando por Mieres, Caldas (con ramal a.
Oviedo); sigue las deliciosas orillas del
Nalón, a Trubia, Grado, Pravia, y termina en San Esteban
para llegar más tarde a Avilés y puerto del Musel*.
Nuestra villa tiene la
estación del ferrocarril, que es de segunda clase, bastante
cercana y en sitio adecuado; pero resulta de escasa capacidad, como
los muelles, andenes y almacén de mercancías.
El 2 de Agosto de 1904
se inauguró el ferrocarril, y con desearlo tanto, no se festejó
ese verdadero acontecimiento, acudiendo sólo a la estación
un tropel de gente no muy numeroso, atraído por la natural
curiosidad y afán de novedades.
APUNTES ESTADISTICOS
Comprende la parroquia
de Grado poco más que la villa, y en 1798 tenía 800
almas*,
es decir, 160 vecinos; y como hoy cuenta 637, resulta que está
muy cerca de cuadruplicar el número de habitantes en algo
más de un siglo.
Buscando el promedio
del último qu quinquenio según datos oficiales, son
anualmente 77 los nacimientos, 15 los matrimonios y 55 las defunciones,
no pasando, por consiguiente, de un 17 por 1.000 la mortalidad de
la parroquia.
Hay en el radio 452 fincas
urbanas, y dedicadas a la industria 40.
La oficina telegráfica,
instalada en 1882, es de las primeras de la Península en
su categoría, tomando por base los datos siguientes adquiridos
en aquella oficina:
Telegramas cursados,
término medio anual, 5.750; incluyéndose los oficiales
e internacionales, que ascienden a 450.
Cifras que van en progresión
constante, previéndose podrá ser estación de
servicio permanente en plazo no lejano.
En la oficina de Correos
supónense las cartas expedidas y recibidas, 400 diarias,
e igual número de periódicos recibidos, aproximadamente.
Los indicados servicios
cubren con exceso los gastos que originan al Estado, y seguramente
cubriría el suyo el servicio telefónico, si se estableciera,
como estaba pensado, entre Grado, Trubia -ya enlazada con Oviedo-
y Candamo, siendo su instalación fácil y poco costosa.
Funciona un teléfono
particular de La Belmontina, que une a Grado con Pravia, Belmonte,
Salas y Tineo.
En las dos Notarías
de la villa otórganse unos 900 instrumentos cada año.
No llegaban a ese número
ni tenían con mucho su importancia las escrituras protocolizadas
por los seis escribanos que había en el pueblo al comenzar
el siglo XIX.
La estación del
ferrocarril, después de la de Oviedo, es la de mayor número
de viajeros de la línea, ascendiendo éstos á
30.667 desde el 2 de Agosto al 31 de Diciembre de 1904; por el movimiento
de mercancías figura en el cuarto lugar, debido a causas
accidentales y pasajeras*,
y por el ganado transportado ocupa el primer puesto; el producto
total para la Compañía fue de 43.118 pesetas, y 74
céntimos en aquellos cinco meses*.
Antes de inaugurarse
el ferrocarril, el número de viajeros que durante el año
transportaban los coches de la villa y en ella entraban o salían
por las líneas de Occidente, calculábase de 18 o 20.000,
y no pecaba de exagerado el cálculo.
CARACTER
Y COSTUMBRES
Son inteligentes y vivos
los gradenses, honrados, medianamente activos y aptos por naturaleza;
muchos han alcanzado envidiable puesto en la sociedad; famosos por
la exageración y extraños modismos é interjecciones
con que matizan la conversación chispeante, júzganles
torcidamente; de excelente índole, el crimen no lo comprenden;
rifien, vocean, gesticulan, amenazan, echan su juro á Dios,
pero no llega la sangre... al Cubia. Propensos a la emigración,
recorren continentes y se avecinan en lejanos países; mas
no olvidan nunca su pueblo natal, del que
suelen ser fervientes
apasionados.
La miseria no existe
en la villa: hasta las clases ínfimas viven más ó
menos desahogadamente; todos comercian, trafican, se industrian,
y constituye la vega o sus huertas un poderoso elemento de bienestar;
relativamente son pocos los señores. La mujer de la clase
popular es muy aplicada y laboriosa: trabaja más que el hombre,
que, lastimosamente, suele frecuentar los centros de Baco*.
Supónese á
este pueblo poco religioso, y no es así, pues si decayó
el antiguo fervor y no hay quien lleve ya cilicios ni se azote ante
el Cristo y la calavera de la obscura iglesia, conserva, sin embargo,
arraigadas las venerables creencias de sus mayores.
Pruébalo la antigua
y original costumbre de conmemorar el Viernes Santo.
En la Plaza Mayor se
levanta un tablado, y sobre él una cruz de gran tamaño,
que se rodea de asientos para el clero y Corporación municipal:
llegan los sacerdotes al mediodía con la imagen del Redentor,
y dejándola clavada en el simbólico madero, la cubren
con un paño blanco; queda la benemérita ha
ciendo guardia de honor*.
A las tres entra en la plaza la procesión: clero y ediles
ocupan sus asientos, y un sacerdote, desde el balcón de una
casa próxima, relata la escena del Descendimiento; y cuando
exclama i Quita ese rótulo!, es arrancado el Inri; ¡Quita
la corona! ¡Los clavos que le destrozan los pies!, etc., los
sacerdotes van ejecutando lo que indica el predicador, hasta verificar
el descenso del Santo Cuerpo, que presentan al pueblo: en este instante
acentúa el sacerdote sus quejumbrosos acentos, ahogados por
los ruidosos lamentos y sollozos de la muchedumbre que se apiña
en la plaza, desarrollándose una escena singular y patética.
Nunca hubo irreverencias,
faltas de compostura y respeto, ni un incidente desagradable. En
un pueblo, pues, sin creencias y aun en otros que las tienen, ¿podría
tranquilamente reproducirse la sagrada escena, en sitio público,
del modo y manera que va descrita?
Cuando hay misiones y
se escucha la palabra divina, la multitud, llena de fe, también
se impresiona en demasia, y tampoco faltan los lloros y lamentos
y a veces los desmayos. Tiempo atrás, a uno de los fieles
le produjo tal efecto el sermón, que se dice le ocasionó
la muerte. Fue célebre la misión del 52: duró
quince días, y tan atemorizado quedó el vecindario,
que en más de un año no hubo los acostumbrados bailes
en el Campo de San Antonio.
Pero esos tiempos pasaron
ya, como pasó la rivalidad enconada de doriganos y gradenses,
causa de luchas sangrientas en las festividades de San Miguel y
Nuestra Señora.
Se fué también
de la villa la antigua danza prima, que se formaba los días
festivos en la Plaza Mayor y se disolvía, tras mucho bailar,
en el Campo... ¡Se fueron tantas cosas!
¿Por qué
llaman moscones a los de Grado?
Lo ignorarnos; pero el
mote no les importa: ¿no llaman gatos á los de Oviedo
y Madríd?
ALGO
DE ANTAÑO
Dediquemos un espacio
a lo pasado.
El Grado aquél
de hace un siglo, vetusto, de aspecto poco grato, de casas y casuchas
parduzcas, de intransitables vías, tan falto de higiene,
ornato y limpieza, se preocupaban de mejorarle, más de lo
que suponemos, nuestros buenos abuelos. ¿Pero qué
podían hacer con ínfimos recursos?
Los ingresos anuales
de la villa, que administraba sus caudales separadamente de los
del Concejo, ascendían, en justo promedio, a 22.600 reales,
y no obstante fueron mejoradas o reformadas la Calzada de la Fuente
Arriba (Cimadevilla), el puente de Grado, el de la Podada, la "torrecilla
del reloj", la calleja de la Cuba, el pontón de las
Reguerinas, "terraron" la iglesia, construyeron "un
aula" y un matadero y ejecutaron, en fin, otros muchos trabajos
que, si bien modestos, acreditan una administración celosa
y proba*
(1).
Los propios de la villa
se reducían a la Casa Consistorial, á otro edificio
que rentaba 100 reales al año y á una panera arrendada
en una fanega de pan.
La Real Dehesa de Grado,
situada en Llavayos, fue creada en 1730; era de escasa importancia,
estaba cercada y tenía veedores que cuidaban de su repoblación
y custodia.
La Justicia y regimiento
percibían de los vecinos todos de la capital y su Concejo
610 reales de vellón. El juez cobraba además 150 reales
por las ferias de la villa, que eran tres: las dos Flores y La Caída.
Dividía esta parroquia
los frutos diezmales en siete partes, y con ser tantas, el cura
sólo una percibía; las otras correspondían
a un préstamo, que disfrutaban Valdecarzana por dos partes,
otras dos el Obispo de Oviedo una el omendador de Villapañada
y otra la casa de Pardo*.
En los antiguos padrones
de la villa figuraban con casa, solar conocído y armas píntar
las familias de Miranda, Valdés, Fernández de Grado,
Fernández de Miranda, Abango, González de la Laguna,
Tames, Miranda de Grado, Suárez, Pardo, Hevia, Argüelles,
Pérez, González Valdés, García Casares,
López del Vallado, Alfonso, Fernández Palacio, González,
Flórez Valdés, González Tuñón
y Alvarez Estrada. Como hidalgos, simplemente en los últimos
años contábanse 288, a justificar 21 y pecheros 5*.
Los Valdecarzana consideraron
de su propiedad el espacio comprendido entre la Plaza del Ayuntamiento
y la salida al Campo.
Los Fernández
de Miranda tenían derecho a impedir se levantasen
más de trece pies las casas de la Plaza de la Magdalena,
y así se reconoce en documentos guardados en el archivo de
esta familia.
LA
VEGA
¿Quién
se ocupa de la villa de Grado sin hablar de su vega, de
ese valle ameno de variadísimos plantíos y exuberante
vegetación, llanura pródiga, afamada, cuyo esmerado
cultivo patentíza la inteligencia y afán con que la
atienden los hijos de aquel pueblo, de los que es vanagloria, delicia
y fortuna?.
Cuando el viajero que
sale de Oviedo camino de Grado llega
a Peñaflor, dos enormes peñas, formando estrecha garganta,
parece que van a obstruirle el paso; pero no bien cruza este paraje,
serio y agreste, de repente abarca una extensa planicie y queda
embelesado ante el cuadro que surge a sus ojos. ¡Es la vega
de Grado
Tierra fecunda, cuyos
dones superan á su encomio con ser tan ensalzada.
Ella ofrece temprana
y pródigamente cuanto produce Asturias, en dos y tres cosechas
al año*,
y las frutas y hortalizas, especialmente, son sabrosísimas,
dándose también plantas exóticas de excelente
calidad, como azafrán, té, caña de azúcar,
tabaco y otras.
Debe, en verdad, la huerta
parte de su fama a la indicada pericia del hortelano, que raya a
una altura poco común en la Península: tiene aquél
conocimientos prácticos y algunos teóricos, y comprueba,
estudia, experimenta y no deja nunca la tierra ociosa, como lo demuestran
sus envidiados celleros*.
Cuenta el risueño
valle en su parte máxima siete kilómetros de largo
por dos y medio de anchura, y le componen las vegas de Peñaflor,
La Mata y Pereda; pero se llama al valle todo, aun dentro del mismo
Concejo, La vega de Grado.
Todo es hermoso en ella,
todo sorprende: un verde sin interrupción con diversos matices,
la variedad de árboles y plantíos, los accidentes
varios que físicamente presenta la planicie, circundada por
montes y cerros que rompen la monotonía del esplendoroso
verjel evocador de aquellos Campos Elíseos de las pasadas
edades.
¿Exageramos? Pues
así se expresan cuantos de esta vega hablaron.
Vayan en nuestro apoyo
los juicios de personalidades respetables, testigos de mayor excepción.
El sabio Schulz; dice
que es distinguidamente fértil, y que esa fertilidad es debida
en parte a estar formada por depósitos aluviales".
El inglés Townsend,
en su Viaje por España califica de valle espléndido,
feracísimo, que compite con los más fértiles
de la Gran Bretaña
Madoz, en su Diccionario
geográfico, escribe: "La imaginación del
pintor y del poeta apenas acertaría á idear perspectivas
tan hermosas como las que ofrece la vega de Grado."
Y el escritor madrileño,
antes aludido, se expresa de este modo:
La Naturaleza, que en
el reparto de sus dones ha estado pródiga en Asturias, ha
querido echar el resto en Grado, concediéndole un grado superlativo,
no sé si el de capitán general o el de generalísimo.
No se sabe cuándo se admira más: si mirando arriba,
o mirando abajo.
"Allá arriba,
un cielo hermosísimo, inmenso, alegre; un remedio eficaz
para los hipocondríacos. Y allá abajo, un suelo fértil,
más rico, más exuberante que el de todo Asturias,
que es el mejor elogio que puede hacerse de su fertilidad. Una vega
extensísima, lozana, una inmensidad de terrenos que dan hortalizas
para toda la región."
¡Por
algo llaman a Grado la Valencia de Asturias!
Y por
algo dice el proverbio: ¡De Grado, el cielo y el suelo!
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