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in mengua de la verdad
histórica, ni de la obligada imparcialidad, cábenos
afirmarlo, dimos fin a la modesta empresa; pero si aun siéndolo,
el acometerla fue osadía, recuerde el lector lo que dijimos,
hemos pecado sólo por el heredado afecto hacia el suelo nativo,
no por otros móviles: tierra nunca olvidada a pesar de nuestra
voluntaria ausencia, casi constante, anhelándola toda clase
de dichas, riqueza y cultura, rápido progreso.
Tal es nuestro vehemente,
natural deseo.
¡Prosperidad
y bienandanzas para el pueblo en que VI la luz primera!
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