Villa de Grado - Asturias - España
LOS BABLES DE ASTURIAS
Dentro del dominio leonés, Asturias es la región donde las antiguas hablas románicas viven hoy en mayor número y con más vitalidad. A ello ha contribuido el relativo aislamiento tras la cordillera Cantábrica, al avanzar la Reconquista y también la organización en pequeñas comunidades rurales con vida semiautónoma. Estas hablas, conocidas con el nombre de bable o asturiano, no forman, al igual que sucedía con el leonés, una unidad lingüística real ni la han formado en los siglos precedentes. Bable es, pues, en realidad igual a bables, conjunto de dialectos con semejanzas o diferencias mutuas. Pero no existe uno que espontáneamente haya sido sentido por las gentes como norma superior y que haya englobado y se haya enriquecido con las aportaciones de los otros. Esta función de modalidad superior, en el sentido de que se extiende conjuntamente sobre todas las demás, la viene cumpliendo desde los siglos medios el castellano. Tampoco los límites del hable o de los bables asturianos coinciden con los de la provincia de Oviedo. Los rasgos de éstos se extienden hacia el este y hacia el sur por las provincias próximas. Men¿ndez Pidal, que en 1889 inició sus investigaciones lingüísticas con un trabajo sobre el dialecto de Lena, fue descubriendo más tarde a partir de él el amplio dominio astur-leonés. Así nos lo dirá él mismo muchos años después (1961): «El dialecto de Lena fue la base sobre la que se fundó el conocimiento de los otros dialectos de Asturias, los cuales rebasando por encima de las montañas y extendiéndose a la provincia de León, me hicieron conocer la riqueza lingüística que el antiguo reino de León encerraba». (Lena, octubre de 1961, núm. l.)
Tres grupos de bables
La triple división del leonés central, oriental y occidental, aparece reflejada claramente en Asturias. El bable occidental es el de mayor extension y también, en general, el de mayor personalidad lingüística. Con frecuencia representa una fase arcaica respecto a los otros dos. El oriental es más reducido territorialmente y el de menor número de hablas; desde los orígenes ha presentado concordancia con las hablas cántabras-castellanas o santanderinas. El central corresponde hoy a la zona de mayor densidad de población; pero aquí la vitalidad y originalidad de las hablas que lo integran es muy desigual, mínima, o con pocos rasgos peculiares respecto al castellano en los grandes núcleos urbanos, y mayor en las zonas predominantemente rurales. La complejidad dialectal es también aquí muy acentuada.
Bable occidental
El grupo de hablas asturianas entre el Navia y la desembocadura del Nalón constituye el llamado bable occidental. Dentro de él quedan, pues, los municipios de Navia (zona oriental), Degaña, Cangas de Narcea, Tineo, Luarca, Cudillero, Salas, Belmonte, Somiedo, Muros del Nalón, Pravia, Grado, Yernes y Tameza, Santo Adriano (zona occidental), Proaza, Teverga y Quirós. Las características de estos bables se continúan sin interrupción por los territorios próximos de León. Los bables de Occidente forman en muchos aspectos un bloque unitario frente a los de centro y Oriente: rasgos positivos como los diptongos decrecientes y la distinción genérica en los posesivos, o negativos como la ausencia de metafonía vocálica o de distinción de sustantivos continuos/discontinuos. El haz de isoglosas que desde San Esteban de Pravia avanza hacia la cordillera cantábrica es indicio de una divisoria lingüística muy antigua. Pero, al igual que ocurre en los demás bables, el de la zona occidental tampoco funciona verdaderamente como una unidad lingüística. Hubo y hay diversos centros en la costa, en el interior, en la alta montaña, en torno a los cuales las hablas comarcales adquirieron individualidad. Vemos algunos de los rasgos del bable occidental y su distribución aproximada.
a) Rasgos vocálicos
1. El que más destaca por su frecuencia en sustantivos y formas verbales es la combinación de /éi/, /óu/ y más raramente /ói/ correspondiente a /é/, /ó/ en el castellano y los otros bables: veiga/vega, cantéi cantaréi/canté cantaré, roupa/ropa, cantou/cantó. El uso de /ói/ en lugar de /óu/ es sólo propio de la zona B: toipu/toupu//topu-tupu en el centro.
2. En un número reducido de palabras, el diptongo /ié/ presenta la variante /ya, yía/: ya 'y', ya-yía 'es'/ye del centro, yara 'era'/yera del centro. Menor interés tienen las vacilaciones /uá-uó-ué/ en ciertos vocablos: pueblu-puablu-puoblu 'pueblo'.
3. En cuanto a las vocales en posición final, la /a/ permanece en el plural (casa/casas, cantaba/cantaban). En las parejas /e, i/, /o, u/ hay vacilación según las zonas o las palabras. En algunos lugares (Sisterna, zona B) parece predominar la realización cerrada /i, u/, mientras que en otros (Quirós) abundan las abiertas /e, o/. De todos modos, estas variaciones posibles no repercuten en el sentido, y el timbre del singular se mantiene en el plural: dixu = dixo 'dijo', cuandu = cuando, perru/perrus=perro/ perros, chavi/chavis=chave/chaves, llave, llaves', omi/omis=ome/omes 'hombre, hombres'.
b) Rasgos consonánticos
1. Lo más característico del consonantismo occidental es la presencia de la che vaqueira, un sonido ápico álveolar o cacuminal africado sordo (transcrito habitualmente /S/ y simultáneamente la ausencia en los orígenes de la /ll/ pero ésta ha penetrado a través de los préstamos castellanos, y además con la particularidad de que se mantiene por lo general sin confundirse con la /y/: cartilla, no cartiya, como en Oriente o centro. La distribución de la /s/ no es la misma en todo el Occidente: en la zona C y D se da en palabras con /l-/ o /-ll-/ en latín: lunam>tsuna, vallem> vatse en B, se da además en las que proceden de los grupos latinos kl-, pl-, fl-/ clavem> tsave, flammam>tsama, plovere>tsover//chave chama, chover en las zonas C y D. La zona A, por el contrario, tiene en todos estos casos /ll/ como en centro y Oriente: lluna, valle, llave, llama, llover.
2. Las zonas montañosas del sur (B y D) tienen de común la solución /ch/ para /lj, kl/ latinos frente al resto de los bables que tienen /y/: mu1iere > mucher/muyer 'mujer", folia>fuecha/fueya 'hoja', vetula > viecha/vieya 'vieja'. Y también estas zonas tienen una solución especial para los grupos /kt/, /ult/: /it/ en D: multu>moito, octo>oito; un sonido especial de ch /ts/ en la zona B (mutso, otso), y la /ch/ castellana en el resto de las hablas (mucho, ocho).
3. Común a todo Occidente, menos A, es la solución de /-n-/ para /-nn-/ latinas: capanna>cabana, pínna>pena; y también la rareza de /ñ-/ inicial: non 'no', navaya-navacha 'navaja'.
4 , La /-d-/ intervocálica perdura en muchos casos en que ha desaparecido en centro y Oriente. Así, en el sufijo -ada (carrada, cestada, manegada ' /carrá, cestá, manegá del centro) o en las desinencias verbales -ade, ades: cantades cantáis del castellano y de los otros bables, cantade/cantai 'cantad'.
c) Rasgos morfológicos
1. Doble distinción de género en el posesivo frente a la forma única en los demás bables: mióu/miá//mió 'mi -mío, mía'; tóu/túa//tó 'tu-tuyo, tuya'; sóu súa/só 'su-suyo, suya'.
2. Rasgo negativo muy importante con respecto a centro y Oriente es la no existencia de continuidad/discontinuidad en el sustantivo. Este sólo posee, como en el castellano o gallego, los morfemas de número, género y artículo y el adjetivo tiene como máximo dos terminaciones: /u-o/ o consonante para el masculino, y /a/ para el femenino: tela blanca=casa alta, //tela blanco-u casa alta de centro y Oriente, arroz duru = pie fríu//arroz duro/pie fríu en el centro.
3. Perduración de nos, vos como equivalentes a 'nosotros, vosotros'.
Zonas del bable occidental
Ponga el cursor sobre los puntos en la zona coloreada para saber el nombre de las poblaciónes
Teniendo en cuenta la distribución de algunos de los rasgos citados, especialmente en el consonantismo, Diego Catalán distingue cuatro zonas en el bable occidental:
A) Tierras bajas del este, que comprende aproximadamente Muros, Grado, Pravia.
Su vocalismo es el común de Occidente, como muestran los ejemplos típicos siguientes que contrastan con las zonas centrales próximas:
a) /éi, óu// /e, o/: veiga, cantéi/vega, canté; touro, cantóu/toro, cantó;
b) /ié-ya/: ye-ié/ yara/yera 'era', ya/y; /ué-uá -uó/: /ué/: puablu-pueblu;
c) -u-us, -i -is, -a/-as // u-os, -u-es. -a/-es: gatu gatus, gatu/guetu/ gatos, fonti/fontis, fuenti, -e/fúentes, vaca/ vacas// vaca/ vaques. En algunos lugares (Pravia) se ha señalado la fuerte tendencia a las vocales finales cerradas /-i, -u/.
El consonantismo, en cambio, es el propio de las zonas centrales próximas:
a) /ll/ para los derivados de /l-, -ll-, pl-, kl-, fl-/ latinos: lunam>lluna, vallem>vaIle, clavem>llave, plovere>llover, flammam>llama.
b) /ñ/ para /-nn-/: capanna>cabaña; y frecuencia de /ñ/ inicial: ñarbasu/narvasu, ñarigón/narigón.
c) /ch/ procedente de /kt, ult/ tructa>trucha, cuitu>cuchu, multu > muchu.
a) /y/ procedente de /ly, k'l/: m uliere>muyer, vetula>vieya.
En el plano morfológico se ha observado en algunos lugares (Santianes de Pravia) casos de concordancia de sustantivos femeninos con adjetivos en /-u/, lo que indicaría una extensión hacia Occidente de la oposición nominal continuo / /discontinuo la tierra tá ricudíu/la tierra tá ricudía, que es lo habitual en Occidente.
B) Tierras altas del este: Quirós, Teverga y Proaza.
El vocalismo coincide en lo fundamental con la zona A. Hay que señalar una menor tendencia a vocales cerradas finales /i, u/, aunque no hay uniformidad entre los distintos municipios. Quirós muestra una mayor abundancia de finales /e, o/.
El consonantismo es también típicamente occidental:
a) /S/ en vez de la /ll/ de la zona anterior: Suna,
vaSe, Save, Sover, Sama;
b) /-n-/ en vez de /-ñ-/: pena 'peña', cabana 'cabaña, farina 'harina'. Pero presenta dos particularidades: una, común con la zona D, consistente en el resultado /ch/ para /ly, k'l/ latinos muliere>mucher, vetula>viecha; y otra, única en el conjunto bable: /ts, para /kt, ult/ u otras palabras importadas del castellano: cultu>cutso, multu>Mutso, octo>Otso, coche>cotse.
C) Tierras bajas del oeste. Valles bajos de Cangas de Narcea, Tineo y Luarca. En este área hay islotes de la zona D.
El vocalismo es coincidente, en general, con las zonas anteriores. Hay inayor número de diptongos decrecientes a causa de la vocalización de ciertas consonantes finales en grupo interior, de modo semejante al gallego: nocte> nueite, tructa>truita, multu> muito.
El consonantismo concuerda con la zona A en el resultado ejemplificado
en las palabras muyer, navaya, vieya; con la B en la solución Suna,
vaSe, cabana; y como la D, tiene /ch/ inicial, al igual que el gallego,
para los grupos latinos /pl, kl, fl/: chover 'llover', chave 'llave, chama,
'llama'.
D) Tierras altas del oeste. Incluyen Somiedo, Degaña, partes altas de los municipios anteriores más los enclaves de la zona C.
Vocalismo y consonantismo coinciden con la zona C, a no ser el resultado /ch/ en mucher, navacha, fuecha, concordante con B.
Los principios para la cuádruple clasificación de los bables de la zona occidental aparecen indicados en el cuadro número 4.
Observaciones
1. El sufijo -toriu, -toria ha dado dos resultados:
a) -oiru o, -oira con metátesis de /i/ como en gallego,
en las zonas próximas a él (C y D): versatoriu> versadoiro;
y según esta norma, Sanzadoira, Cubertoira, pisadoiro;
b) -oriu o, -oria en A y B, en coincidencia con las hablas centrales próximas: Cobertoria, taladraoria, casoriu.
2. La realización hoy más frecuente del sonido
/S/ es como /ch/ castellana, de la cual el antiguo fonema es una simple
variante, que no altera el sentido: Save = chave 'llave', vaSe
= vache 'valle'...
3. Asimismo tiende a confundirse con la /ch/ el sonido /ts/ de la zona B: cutso=cucho, otso=ocho.