Hállase Rodiles
sobre la derecha del Cubia, y márcase su existencia desde
las postrimerías del siglo IX, siendo su iglesia también
de las donadas por el Rey Ordoño II a San Salvador de Oviedo:
In Rutiles ecclesiam Sancta Maria cum sui adjacentiis*.
La mitad de sus frutos
cuando se pagaban diezmos, eran del préstamo; y la otra mitad,
por iguales partes, percibíanla el cura y el simple, que
eran, con el préstamo, presentaciones de la Cámara
y Mitra en sus tiempos respectivos.
Más todavía
que sus vecinos de Pereda, se mostraron los de Rodiles gozosos de
su libertad en las dos distintas épocas que formaron Ayuntamiento
constitucional ambas parroquias, condoliéndose excesivamente
de la disolución de su Municipalidad, y aun recriminando
a los de Grado, sin causa justificada, pues jamás hubo antagonismos
entre estos habitantes y los de la capital del término.
SAN
COSME DE RAÑECES
Extiéndese, como
Rodiles, por la ribera del Cubia, y parte de ella pertenecía
a la jurisdicción de Coalla.
Traspasó graciosamente
el Rey Fruela II el dominio de esta iglesia a la de San Salvador
de Oviedo, por testamento otorgado el año 912: In Raníeces
Sanctorum, Cosnide et Damiani cum sui adiacentiis familia multa*,
y consta también en documentos del Cabildo de Oviedo que
en 1305 D. Fernando Alfonso, Obispo de dicha ciudad, dejó
en su testamento 65 libras de torneses en blancas para edificar
una capilla en la iglesia de San Cosme de Rañeces
Partía los frutos
del diezmo entre el Préstamo, el cura y el simple, siendo
los tres, como en la parroquia anterior, presentaciones de la Cámara
y la Mitra.
Algunos vecinos se dedican
a la industria cestera ordinaria y envían su mercancía
a Grado y a otros Concejos, contentándose con módicas
ganancias, sin embargo de ser solicitada por su buena calidad.
SAN
LORENZO DE RUBIANO
Solamente la hemos visto
citada en alguna donación de Patronatos o de bienes sitos
en ellos, hecha a la Catedral de Oviedo por algún Príncipe
ó magnate.
Correspondía al
cura la mitad de los diezmos, y la otra mitad se dividía
en cuatro partes iguales: una para el capellán de Santa Catalina,
de la que era patrono Valdecarzana; otra para el Marqués
de San Esteban; otra para los herederos de Rodrigo Alvarez Nalón,
y la cuarta parte restante se subdividía entre el Colegio
de Benedictinos de San Vicente de Oviedo y los herederos de Diego
García de San Adriano, por mitad.
El curato, era presentación
particular de todos estos interesados, dando origen en ocasiones
a dudas y pendencias.
¡Coalla!, principal
guarida de Gonzalo Peláez, el noble bandido, salteador de
caminos, forzador de mujeres, asesino y ladrón. ¡Coalla!,
el pueblo leal del ambicioso feroz, terror de Grado y de la capital
de Asturias; del Conde rebelde, cuya crimínal señera
tremoló en siete castillos, amparo de sus crueldades y nido
de foragidos. ¡Coalla!, su nombre evoca siempre el del Conde
Peláez: de aquí fueron sus primeras mesnadas; huestes
coallarinas le acompañaron siempre; con ellas ensangrentó
muchos lugares; para Coalla fue, por mucho tiempo, el fruto de la
rapiña o del pillaje.
Todavía se ven
los duros cimientos de los tres castillos que aquí tenía
el Conde.
Estaba el más
imponente de los tres en el lugar de Coalla, y circundábalo,
en sus tres partes, el pequeño río Menende, afluente
del Cubia; sus restos radican en una finca de unas 14 áreas,
cercana a la iglesia, y el Torrixón, hace años demolido,
residuo era de una de las torres de ese castillo que arrasaron los
hijos de La Puebla de Grado en justa venganza.
D. Francisco de la Concha,
muy versado en antigüedades del Principado, decía, hablando
de esta fortaleza, por el año 1807, que no existían
de ella más que escombros en mucha extensión, "y
no había duda de haber sido castillo grande y muy poblado
en antiguos tiempos, por la extracción que pocos años
ha se hizo en sus excavaciones de residuos de lanzas, picas, cotas
de malla y arneses o fornituras de caballerlas"*.
Los otros dos fuertes
estaban sitos en las alturas que domina la parroquia, llamándose
Castillo de Vaselgas el construido al Este, y Castillo de Cabrera
el que radicaba al Oeste del lugar de Coalla. Su situación
era muy estratégica por radicar en picos escarpadísimos,
elevados 150 a 200 metros sobre el nivel del valle, lo que hacía
fuesen casi inexpugnables.
A estas fortalezas subía
el Conde, dejando la del llano, más cómoda y capaz,
pero más vulnerable, cuando algún poderoso enemigo
le amagaba.
Los fortísimos
cimientos de los tres castillos -de dos varas de espesor y durísima
argamasa el de la llanura- se conservan a flor de tierra, y en ellos
se han encontrado monedas y objetos de plata, hierro, etc., que
los vecinos del lugar dicen ser Ara de los moros.
De Coalla, Coalia,
Qualla, Cuaya ó Cualla, que tales nombres
llevó, hay memoria en el siglo X, y más concretas
referencias desde el XI.
Los hijos de Froila Osóriz,
llamados Osorio, Pelagio y Galoira, por escritura otorgada en el
mes de Abril del año 1086 (citada al ocuparnos de La Mata),
concedieron a la iglesia de Oviedo, entre otros bienes, la mitad
de la villa de Coalla y su iglesia: In territorio Pramaro, in villanqux
apellatur Coalia, medietatem in eo ab omni íntegritate, y
Doña Gontrodo Osóriz, cognamento Sol, por otra escritura
otorgada a 26 de Mayo de 1104, hace donación de esta parroquia
a la misma iglesia y a su Obispo D. Pelayo*.
Mucho después,
en 1416, siendo Coalla jurisdicción de los Miranda, aparecen
los vecinos de Santo Adriano de Vaselgas, reconociendo fuero y vasallaje
al Prelado ovetense*.
Figuraba el coto de Coalla
con representación en las juntas generales del Principado
a principios del siglo XVIII*,
como el de Cabrufiana, por influencia de dichos Miranda, dejando
de tenerla cuando ellos y los Quirós perdieron el privilegiado
asiento que gozaban en la Asamblea provincial.
El acatamiento a los
caprichos del amo era absoluto en Coalla, donde hubo siempre muchos
pecheros y pocos hidalgos.
Pagábanse por
razón de vasallaje iguales tributos que en La Mata, y además
el llamado del fogar, que obligaba a todo vecino a satisfacer dos
reales anuales, y un real las viudas; y el de las gallinas, por
el que daba cada vasallo, también anualmente, dos de esas
aves, y una las viudas, o bien, a su elección, tres reales
por cada gallina aquéllos, y uno éstas.
El tributo de los plebeyos
o de la marrana, satisfacíase aquí en común
y fue justipreciado el año 1712 en 170 reales, calculando
una con otra a peseta la marrana como en La Mata.
El terrazgo, "usando
siempre de benignidad, nunca se lo llevó el Marqués
por entero", según propia declaración de los
vecinos al efectuarse el Real Apeo de este Concejo, de cuyo Apeo
son los datos antedichos.
Por tributos a S. M.,
la generalidad de los vecinos pagaba anualmente tres cuartos, y
tan sólo dos algunos, y el Estado de pecheros, conjuntamente,
satisfacía además 72 reales en tres tercios.
Al salir de la jurisdicción
de los Valdecarzanas, comprendía el coto 1.351 días
de bueyes a labor; a prados y pastos, 1.297, y el resto arboleda
y matorrales; 173 casas, 70 hórreos, dos paneras, cuatro
molinos, un batán y 37 colmenas*.
De las casas fuertes,
solo se conserva un edificio llamado La Torre, sito en el centro
del lugar de Coalla y separado del Torrixón por el río
Menende, relativamente antiguo y medianamente fuerte, cuadrado y
pequeño, con portada de arco tapiada y escalera exterior
de piedra. Sirvió de casa consistorial y cárcel, y
una de sus habitaciones de Sala de justicia en la época de
los Valdecarzanas.
La iglesia carece de
estilo; es poco capaz para las 1.200 almas que cuenta la parroquia,
y fue construída por el Marqués de Valdecarzana, su
presentero, como indican los escudos que ostenta el retablo del
altar mayor.
Coalla, que en 1821 había
sido Ayuntamiento constitucional, acudió en 1835, por conducto
del Gobierno civil, "hasta las gradas
del Trono" para disfrutar "su antiguo privilegio de nombrar
miembros de justicia, y regirse y gobernarse por sí sola",
echando de menos, á la cuenta, su pretendida autonomía*;
mas sus clamores se perdieron en el vacío.
Cuéntanse del
caballero Domingo de Coalla, dueño de una inmensa porción
de esta parroquia, hacia últimos del siglo XIV, que pensó
y logró poseerla por entero, debido a una estratagema original,
pero no lícita. Puesto de acuerdo con un Notario de Grado,
hizo llevar a Coalla, de sus propiedades de Villanueva, una enorme
cantidad de tierra que mandó esparcir por las fincas todas
que no eran suyas; hecho lo cual, que nadie se explicaba, el Notario
allí presente, dio fe de que cuanta tierra se veía
en Coalla era del referido Don Domingo, prevaleciendo la superchería,
gracias a la poderosa influencia que éste disfrutaba y a
los tiempos que corrían*.
Como en Rañeces
dedícanse algunos labriegos a la industria cestera, enviando
su mercancía á diferentes puntos de Asturias.
De apacible carácter,
honrados e inofensivos, ningún resabio heredaron los coallarines
de aquellos sus ascendientes belicosos y turbulentos, que fueron
con Gonzalo Peláez sanguinarios y temidos bandoleros.
Ahora son pleitistas,
y en el pecado llevan la penitencia, ¡y qué penitencia!
Su sencillez y credulidad
no tiene límites: propenden a lo más extraordinario
y absurdo.
Todavía les preocupan
las sombras pavorosas, los tétricos sucesos, las almas en
pena que dentro del Torrixón gemían y lloraban
arrastrando fuertes cadenas; la contradanza horrible, en noches
tormentosas, de brujas, duendes y fantasmas en el solar del Castillo;
los extraños silbidos, las risas estridentes, el triste gemir
del alma del Conde que por allí anda suelta purgando sus
infinitos pecados: muchos la vieron y oyeron...
Pero con ser tan terrible
todo ello, no es la que más les conturba: lo que les saca
de quicio son las fayalgas. ¡Las fayalgas les vuelven locos!
Hay coallarín que se pasa excavando meses enteros en pos
de uno de esos montones de oro, plata y piedras preciosas que, escondidos
en los altos vericuetos, dejaron olvidados casualmente muslimes,
franceses y nígrománticos, y aunque nunca dan con
semejantes tesoros, han de llegar a toparlos, como toparon ya sudores
y trabajos, y a veces mojaduras... y algo es algo.
Las fayalgas de la Carboniella
y Coallajú, además de oro molido, contienen muy preciosas
y fantásticas alhajas, sabiéndose de una batería
de cocina, de plata maciza, que fue de un morazo enorme, gigante.
Pero la más notable de las fayalgas 11 se halla junto a una
fuente, hacia arriba, a cuatro pasadas de arriesga-calzón".
Y nos han dicho también que las pefias del Aguilar y Chapipi,
guardan de oro nativo un juego de bolos y dos cuernos, que se ignora
de quién son, más los trajes de boda de purísima
seda de Doña Urraca, la Reina.
Apetece coger el azadón
y ayudar a los coallarines en sus excavaciones.
Pero aún hay más,
mucho más, porque en Coalla ¡tienen al diablo preso!
Y vamos al caso, que
se remonta sólo al año 20 del pasado siglo.
Los diablos todos del
infierno andaban por estos lugares metidos en el cuerpo de Josefa
Tamargo, del barrio de Villar (hoy de Rañeces) muy conocida
en Grado; y la infeliz, siempre agitada, rugía, chillaba,
gesticulaba por los montes, encaramándose a los árboles,
tejados y sitios en que fuera imposible llegar a ellos, no siendo
por artes mágicas. Cundió el pavor entre los habitantes
de la comarca que pudieron cerciorarse de la horrible verdad, aunque
hubo incrédulos que lo tomaron a broma.
Habían sido inútiles
los medios empleados para desendiablar a la Tamargo; pero al fin
súpose, por boca de ella misma, que el día de San
Pedro saldría de su cuerpo el espíritu del mal: i
el 29 de junio de 1820! Cientos de almas dirigiéronse a presenciar
la expulsión diabólica, y llegado el momento, ¡crítico
instante!, comienzan los exorcismos, y la joven a gritar, a rugir
y a blasfemar, presa de convulsiones terribles, arrojando al cabo,
tras violentísimo acceso de tos, el mismísimo demonio
por la boca, en forma de... ochavo segoviano (caprichos del Averno),
yendo a caer en una jofaina de agua bendita, dejando a los circunstantes
confusos, atonicos, medrosos, sin saber qué pensar ni qué
decir.
Y desde ese día,
clavado está en la puerta de la humilde iglesia el ochavo
vil o el diablo en tal guisa... ¡para ignominia y tortura
del condenado Satán!
¡justo y condigno
castigo por su proceder nefando!
SAN MARTIN
DE GURULLES
Erigióse en estos
sitios un Monasterio el año 863, bajo la advocación
de San Martín, del que apenas se tienen referencias; pero
consta que el 24 de Septiembre de 1105 (Era 1143), Ximena Peláiz
hizo donación al Obispo D. Pelayo de la porción que
tenía en el Monasterio de San Martín de Gurullés*,
y algo más tarde fundáronse otros dos conventos que
poseyeron cuantiosos bienes, descollando San Nicolás de Gurullés.
Desaparecidos o en decadencia
los Monasterios, es cuando funda el muy poderoso Sr. D. Sancho de
Miranda, Marqués de Valdecarzana, una Abadía y Colegiata
de apetecibles condiciones, que hizo de iglesia parroquial, recabando
el patronato para él y sucesores.
Tenía la Colegiata
un Abad y seis canónigos, sin residencia alguna per se, y
per alium sólo los canónigos, en seis semanas del
año y en tres estaciones, a dos en cada una, y era la Abadía
presentación de S. C., y del Abad los canónigos, a
no estar aquélla vacante, ascendiendo los emolumentos de
cada canónigo a dos ducados próximamente, y a 18 los
del Abad*.
Hubo entre éstos
un Valdecarzana que fue la providencia de la parroquia.
Donó a la Abadía
de Gurullés su fundador un coto, llamado monte de la Abadia,
de unas 10 hectáreas de extensión, conforme el Apeo
de 1694, y poseyó después la Abadía otras muchas
tierras, de cuyos diezmos participaba, sitas en lugares distintos
dentro y fuera del Concejo.
Vuelto a poder de la
Casa de Miranda el "monte grande de la Abadía",
surgieron en 1852 dudas y cuestiones entre Valdecarzana y el Ayuntamiento
de Grado, porque estimaba la Corporación ser comunes los
terrenos del monte, y mandó arrasar las roturaciones que
hicieron algunos vecinos, autorizados por el Administrador del Marqués.
En el voluminoso expediente que se formó, y para mostrar
los derechos de su representado, alegó el Administrador que
en 1691 acudió en queja el Abad a la justicia de Grado, por
haberse cortado árboles del monte sin su consentimiento;
prueba que consideraba como suyos aquellos terrenos. Y aduce otras
pruebas el Administrador, que no aclaraban el derecho lo bastante,
por lo visto, pues continuaron las cosas de igual manera, y los
razonamientos no cesaron, hasta que, hacia 1877, se promovió
formalmente un pleito, en el que recayó para el Marqués
fallo favorable el año 1880.
Dentro del coto, o de
su perímetro, hállase el lugar de San Martín,
el caserío Campamojada y algunas fincas que no se cuestionaron,
pertenecientes a varios particulares.
Hoy ya no son de la Casa
de Miranda los terrenos que tanto se debatieron, por haber sido
vendidos.
La presentación
del curato fue primeramente de Valdecarzana; un tiempo del Abad,
alternando con la Cámara real, y ahora es de concurso.
Dícese, sin embargo,
que el verdadero cura era en otra época el Abad y debía
serlo en rigor, y que elegía un excusador, generalmente un
canónigo, el cual con el transcurso de los años adquirió
el nombre de cura, dándole el Abad por sus servicios los
ingresos todos de la iglesia y parte de las materias diezmales que
le correspondían.
La iglesia es de las
mejores del Concejo, sin ser notable, conservando de su antigüedad
diferentes restos arquitectónicos, entre ellos la puerta
de entrada y el arco de triunfo, del Renacimiento. De época
anterior es el toral, retablo de mérito, adobado inexpertamente
el pasado siglo.
Una exigua porción
de esta parroquia pertenecía a la jurisdicción de
Coalla.
Los del rutuntún
llaman en Grado a los de Gurullés, sin que sepamos con certeza
la causa ni el verdadero significado de esta palabra extraña
y acaso improcedente.
SANTA
MARIA DE BAYO
Parroquia fertilísima,
que tuvo su convento y hasta su castillo, a creer a las gentes;
pero nada lo fundamenta, ni existe de tales edificios el menor rastro
de sus ruinas.
Tampoco debe ser cierto
que Bayo hubiese pertenecido al Ayuntamiento o jurisdicción
de Coalla, según consigna Vigil en su Epigrafía asturiana
y hemos oído diferentes veces, porque ni en los padrones
del siglo XVIII ni en los del último y pasado siglo, se cuenta
Bayo entre las parroquias jurisdiccionales, y sí constantemente
entre las sometidas a la autoridad municipal del Concejo*,
ni tampoco en otros documentos deja de constar su dependencia de
dicha autoridad en diversas épocas.
Excepcionemos el glorioso
rápido período de 1821, en que Bayo se declaró
Ayuntamiento constitucional independiente, albergándose sus
ediles en la casa de La Cuquiella, de inextinguible memoria.
Si bien al hablar del
Concejo en general hicimos notar el rico mineral de hierro que encierra
esta parroquia, no obsta para que mencionemos aquí la mina
Christi, sita en Bayongo, que, además de hierro, da óxidos
muy superiores a los que se producen en el Golfo Pérsico,
y en su mayor parte se colocan en Inglaterra, para desde allí,
manufacturados para todos los usos de la industria, devolverlos
a la Península, donde los pagamos á precios mucho
mayores de los que los vendimos, sin percatarnos que de aquí
salieron, y aun muchos almacenistas y grandes drogueros españoles
ignoran que existe en Asturias este producto... ¡y lo saben
en Londres!
El camino carretero abierto
hace años para la explotación del mineral, pensó
construirlo, con igual objeto, la Fábrica de Trubia, pero
a costa de los vecinos de Bayo o del Municipio, comprometiéndose
solamente al anticipo de fondos, por lo que el Ayuntamiento rechazó
la propuesta, considerándola muy conveniente para la Fábrica,
mas no para el vecindario.
En Bayo radica el "Palacio",
dotado del moderno confort, de la aristocrática familia de
los Cienfuegos, de las casas de Agüerina y Pravia, de donde
procede el célebre Cardenal Cienfuegos, que logró
votos para el Papado; construyeron el edificio los González
Flórez, de la nobleza de este Concejo, enlazados con los
Cienfuegos, y en la hermosa capilla del "Palacio" está
el panteón de la familia.
Muy cercana hállase
la casa solariega de los Díaz Miranda, que figura asimismo
de muy antiguo entre las más esclarecidas del Concejo de
Grado.
Poseyó esta parroquia
un beneficio simple, que en 1697 era de D. Domingo Bayón,
canónigo de Méjico.
SAN
ESTEBAN DE SAMA
Situada al NE. de la
capital del Concejo, cíñela por el S. una cordillera
de montañas que la separan del antiguo coto de Linares y
de Castañedo (Proaza), y en anteriores épocas, con
Trubia, formaba una sola parroquia.
La riqueza mineral y
las grandes extensiones de arboleda, con excelentes maderas de construcción,
que posee, se hallan ínexplotadas por carecer de buenos caminos;
y es tan grave la falta, que en ocasiones se hace dificilísimo
comunicar con Grado, convirtiéndose en inmenso charcal el
trayecto de Bayo a Sama, siendo este camino precisamente el que
sigue a Proaza, y entra en Castilla por Ventana. Hubo un conato
de remedio recientemente; pero con los trabajos verificados poco
se adelantó.
Los poblados bosques
de Sama proporcionaban al cercano Establecimento Nacional abundante
madera para sus edificios y carbón vegetal para sus hornos.
"El dilatado monte
de Boanga es el más apto de toda la provincia para la cría
de robles, como que en tres distintas épocas del siglo xviii
ha dado provisión abundantísíma de maderas
para los arsenales del Ferrol, y aun de sus residuos abandonados
se ha surtido la Fábrica de Trubia para las que necesitaba
de mayor importancia, habiendo troncos que pasaban de 40 pies de
largo", escribía D. Francisco Arias de Velasco al eximio
Martínez Marina en 1807.
Por llamarse al aprovechamiento
de ese monte común cuestionaron agriamente Sama y Perlavia,
originándose un largo pleito que, suspendido durante la invasión
napoleónica, se suscitó después con más
empeño.
En su defensa declararon
los de Sama, en un luminoso Informe del año 1834, que el
monte de Boanga "considerábase una Real Dehesa de más
de una legua de extensión, de la que se sacaron sobre 5.000
cargas de carbón para la Fábrica de Trubía,
más otras tantas que entregó el contratista a los
vecinos de Sama, reconociendo sus derechos por los perjuicios recibidos";
se llevaron también del mismo monte "excelentes maderas
para aprovisionarse los franceses durante la guerra, y a veces los
españoles, y para la villa de Grado y otros puntos donde
estaban tropas, para leña y madera; pero la gran corta fue
para carbones, y entonces quedó desolado el monte".
Hacia 1836 solucionóse
la cuestión en favor de Sama, pagando Perlavia costas y multas.
Refiere la Historia que
los romanos explotaron las minas de oro que abundaban en Asturias,
y cabe sospechar que de ningún punto del Concejo, más
que de Sama, extrajeron aquellos conquistadores el precioso metal,
por la existencia aquí de antiguas excavaciones 6 labores
mineras casi cegadas, que deben proceder de aquella época.
De cualquier manera,
es evidente que los productos minerales de esta parroquia
fueron de importancia.
En un dictamen de persona encargada por el Gobierno de reconocer
en los comienzos del siglo último las minas de hierro de
Castañedo del Monte, cuyos filones se extienden por Sama
y explotaba la Fábrica de Trubia, puede leerse que no había
en la Península mineral alguno que pudiera ser comparado
al de Castañedo, con relación á municiones
de guerra; " siendo tan copioso este mineral -agrega Arias
de Velasco-, que alcanzaba ya lo descubierto más de tres
leguas de distancia de largo y casi una de ancho, conteniendo cada
vara cuadrada sorprendente cantidad de quintales de hierro, y la
experiencia acredita que sus venas, despojadas ae gangas y partes
heterogéneas, dan en líquido de 52 á 55 por
100, producto enorme y nada común"*.
Prestase a consideraciones
la instancia que por entonces presentaron los vecinos más
pobres de Sama, Báscones y otras parroquias cercanas a Trubia,
al Director de la Fábrica Nacional, pidiendo, "para
alejar su negra mendiguez, el privilegio exclusivo de conducir el
mineral á cuestas, excluyendo a los dueños de mulos
ó carros, que podían dedicarse a otros ramos...»
¡Pobres gentes!
Ciertísimo que
en Sama se irguió el imponente Castillo de Boanga, en los
términos de este nombre; fortaleza que tuvo á torres
de Priorio, la ciudad de Oviedo, las montañas de Covadonga
y hasta 42 Concejos, entre los que se contaban Rivadesella y Llanes.
La tradición
no da más noticias del castillo de Boanga, ni hay más
rastros de su historia que los apuntados.
En las inmediaciones
del fuerte se desarrolla una pequeña llanura donde hay vestigios
de otro edificio que pudo haber sido un cuerpo avanzado, exterior
del castillo, ó bien el Monasterio de San Esteban y Santa
María á que alude el P. Risco, y la tradición
parece corroborar.
En este sitio se hallaron
varios anillos de oro que fueron vendidos en Oviedo por una cantidad
insignificante.
Vivía en Sama
la rica y linajuda familia de los Pardo, fundadora de la capilla
de este nombre en la antigua iglesia de Grado, y poseedora que fue
de varios privilegios en distintos lugares.
Los de Sama suponen que
la hierba de la centella, amarillenta y larga, les preserva del
rayo, por lo cual, afanosos, recogen planta de tan soberana virtud.
SAN
MIGUEL DE BASCONES
A esta parroquia se la
supuso jurisdiccional de la casa de Ferrera y nunca lo fue, conociéndosela
en el siglo x con el mismo nombre que hoy tiene, y siendo su iglesia
de San Miguel de las donadas también por el Rey Ordoño
II a la Basílica ovetense: In vascones ecclesiam Sancti Michaes
cum suis adjacentiis, dice la escritura que se halla en el Archivo
de la misma Basílica.
El aspillerado torreón
que desde la carretera se divisa es del siglo xii, cuadrangular,
con dos pisos y subterráneos, y aunque perdió puente
y almenas, conserva todavía parte del foso y muro; su única
puerta, a tres metros de altura, ostenta en el dintel un heráldico
timbre en que campea la Cruz de Santiago.
Era el torreón
cuerpo aislado de una casa fuerte reformada por los Alvarez Rivera,
a los que heredaron sus deudos, los Marqueses de Ferrera, poseyendo
el "Palacio", actualmente en restauración, y los
cuantiosos bienes de la familia en Báscones, la piadosa dama
Doña María Antonia de Navia Osorio, descendiente de
los Ferrera, que yacen enterrados en la capilla adjunta al Palacio.
Del curato son presenteros
los Vigil Quiñones, y anteriormente dividía las materias
diezmables en cuatro partes: dos 6 mitad para el Préstamo,
presentación de la Cámara Real, y las otras dos, por
igual, eran del cura y el simplista, al que presentaba el Cabildo
ovetense.
SANTA
MARIA DE GRADO
Villa y cabeza del Concejo
de Grado según el P. Carballo, que la confundió con
San Pedro, donde está la capital, á cuyo Norte y en
la ribera izquierda del Nalón se halla situada esta feligresía,
siendo sus terrenos por lo fértiles de los que más
fama gozan en el término.
Cuenta Martínez
Marina que se remonta al siglo ix la existencia del Monasterio de
Santa María de Grado, donado a la Iglesia de Oviedo por Ordoño
I el año 860.
D. Femando Arias de Pontayro
o Ponteiro, poderoso señor, en 1400 hace donación
al Monasterio de San Vicente de Oviedo del patronato de Santa María
de Grado, y tiempo adelante llegó a serlo de un cúmulo
de particulares con el Cabildo de Oviedo, las monjas de Santa Clara
de Villaviciosa y la casa de Báscones, que en pluralidad
de votos conferían el curato como presentación laical,
igualmente; hoy lo es de dichas monjas con el Cabildo ovetense.
En diez y seis partes
nada menos dividía esta parroquia los frutos del diezmo,
siendo once del cura, tres del préstamo y dos del simple
que en todo tiempo presentaba el Marqués de Ferrera.
El año 1842 estaban
por acá muy alterados los ánimos, porque el monte
común ó robledal de Montelloy, que de antiguo venían
disfrutando los vecinos, lo pretendían los de B áscones,
en cuyas tierras crecía el robledal, apoyados en la declaración
de un Visitador, que a poco matan los de Santa María; pero
luego la Hacienda, desinteresadamente, falló el pleito declarando
que sólo a ella pertenecía el monte, y que por haberlo
ocultado debían ser castigados estos buenos vecinos, a pesar
de probarse en el expediente que se incoó -el cual obra archivado
en la Diputación provincial- que la razón la tenían
éstos por entero, como hubo de informar el Ayuntamiento de
Grado, viéndose á la postre privado el vecindario
del aprovechamiento del robledal o monte, que tanta falta le hacía.
El esbelto puente de
Llera, más bien viaducto de hermosa cantería, en la
carretera de Oviedo á Grado, une a Santa María con
Peñaflor, y es de las obras modernas de su clase quizás
la más notable de Asturias.
La empresa del ferrocarril
ha establecido en la vega de Santa María una doble vía
para el cruce de trenes, contándose hasta cinco túneles
en terrenos de esta parroquia.
Las excrecíones
del carbón de piedra arrastradas por el río las extraen
estos vecinos para utilizarlas o venderlas, como se hace también
en Peñaflor.
SAN
SALVADOR DE AMBAS
Parroquia de Salcedo, y como todas las de este antiguo partido que
resefiamos a continuación, montuosa y de no fácil
acceso por causas naturales, unido á los pésimos caminos,
como queda expresado. ¡ Cuánto han clamado y claman
con razón los vecinos de Salcedo por su carretera, sin que
hasta la fecha hayan visto satisfecho su deseo!
Alfonso el Magno dio
a la Catedral de Oviedo el año 905 la iglesia de Ambas, San
Jacobi de Ambax, y más tarde, en 1092 (Era 1130), la Condesa
Aldonza, esposa de Pelayo Froilaz, señores de gran parte
de Salcedo, hizo otra donación a la misma Catedral de una
porción entera que poseía en el Monasterio de San
Salvador de Ambax, según acusa el folio 95 del Libro Gótico,
Archivo de la S. 1. C. B. de Oviedo.
El Monasterio de referencia
databa del siglo ix, conservándose hasta el XIII bajo la
advocación de San Salvador, habitado y regido por monjes
de San Benito que hacían oficios de curas y estaban sostenidos
por su trabajo manual, hallándose los seglares luchando en
las filas cristianas contra la morisma.
Después de las
citadas donaciones, por munificencia del Conde Pedro Alfonso, renombrado
capitán de Alfonso VII, pasó á ser la villa
de Ambax de Salcedo, con su Monasterio y otros lugares, del convento
de Belmonte*,
diciendo Carballo que aquel muy devoto señor Conde había
fundado en Salcedo un Monasterio de monjes Benitos, junto á
la corriente del río Pionia, debajo del Monasterio llamado
Alpe Cerbaría (debiendo ser este otro convento el citado
de San Salvador, de ser exacto lo que reza el historiador asturiano).
SANTIAGO
DE SORRIBAS
Filial de Ambas y otra
de las tantas iglesias donadas por el Rey Ordoño II a San
Salvador de Oviedo el año 921: Super ribulo Cubia... in
territorio de Salceto Sancti Jacobi de Infesta cum omnibus bonis,
et adiacentiÍs et aprestationibus mis.
Verosímilmente
esta iglesia de Santiago fue matriz de la feligresía, y diciéndose
perteneció a un rico Monasterio, el cual, al decaer su esplendor,
se agregó al de Comellana.
La feria del Angel, que
tanta gente atraía a Sorribas, degeneró en insignificante
romería.
Partía esta parroquia
las materias diezmales por mitad entre el cura y el préstamo,
que era y le llevaba el Arcediano de Grado.
Linda con Yernes y Tameza
y hállase en la ribera occidental del río Cubia esta
feligresia.
Por haber radicado su
antigua iglesia en un sitio llamado Molenes, tomó este nombre
la parroquia, datando de últimos del siglo xvHi el nuevo
templo cercano al punto en que estuvo el anterior.
La iglesia de Molenes,
junto con la de San Martin de Vigaña, su hijuela entonces,
se cuenta entre las regaladas por Ordoño Il á San
Salvador de Oviedo: Ecclesiam Sancti Joannis de Lama in Molenis...
cum ecclesie Sanctí Martini ab integro, haciéndose
constar que las dos iglesias estaban sitas no lejos del río
Cubia y en territorio de Salcedo. Por el propio testamento se cedió
a San Salvador la iglesia y hoy ermita de San Miguel: Super ribulo
Cubia ecclesiam sancti Michaelis, cum omnibus bonis, et adiacentii
aprestationibus suis*.
Presentaba el curato
el Cabildo de Oviedo, que percibía la mitad de los frutos
del diezmo, y la otra mitad percibíalos el cura, préstamo
y simple, que era de la Mitra.
Salcedo dio repetidísimas
pruebas de fidelidad a la Patria mientras pisaron su suelo los soldados
de Bonaparte; generosamente ofreció, como los demás
alfoces, hijos y haciendas, y realizó otros sacrificios que
llevaron a todos sus ámbitos las iras -del invasor, siendo
el lugar más castigado Santianes, testigo frecuente de muertes,
devastaciones, incendios y saqueos por su amor a la causa común.
Declaróse el expresado
lugar capital del Concejo de Salcedo en 1812, y abrazaba el recién
creado término las parroquias todas del partido, las que
se acogieron para erigirse en Concejo á las facilidades que
brindaba la Constitución del año expresado.
Celebraron los salcedanos
la conquista de su libre albedrio, y designación
del consistorio y cárcel (una casuca destartalada y fea),
de una manera estruendosa, pidiendo a seguida se concediese a su
Ayuntamiento una feria semanal, la que no pudo arraigar por mostrarse
poco propicios los Concejos limítrofes, a los cuales había
oído oportunamente la Diputación.
Pero la fecha de más
grato recuerdo, la imborrable para aquella generación, fue
la del 19 de junio de 1814, el día de la magna, solemne función
y sobresalientes festejos, por unánime acuerdo del Ayuntamiento
de Salcedo celebrados "con el plausible y glorioso motivo de
la restitución de su adorable Monarca Don Fernando el VII
al trono de sus agustos progenitores, después del más
injusto cautiverio de seis años''. Santianes vistió
de gala; hubo músicas, fuegos de artificio, repique de campanas,
iluminaciones, primores en la iglesia y calles, Oficio divino, notable
sermón, procesión aparatosa, salvas de fusilería,
banquete monstruo y mucho más, concurriendo inmensa muchedumbre
y todos los párrocos y personas distinguidas de Salcedo y
sus cercanías, y además fuer7as del ejército
enviadas para sostener el orden y rendir honores. Con delirante
júbilo se cantaba:
¡Viva, viva Salcedo,
hermoso rincón que al Rey sirvió constante en toda
ocasión ...
La relación extensa
de tan brillante fiesta la verá el lector, si gusta, en el
Apéndice VI de este libro.
Pero aún no bien
apagados los ecos de tanto bullicio, de alegría tanta, apenas
transcurridos tres meses, vieron los salcedanos arrebatada su independencia;
y mermado su entusiasmo hacia Fernando por ésta y otras causas,
desvaneciéronse muchas de sus ilusiones.
Tornaron, sí,
al disfrute de la libertad por los años 1820 al 24; mas al
caer ella no pudieron recuperarla, aun cuando lo intentaron en 1848,
y no obstante "su numerosa población, riqueza, posición
topográfica" y demás motivos expuestos en su
justificada instancia*.
¡Tan efímera
fue la autonomía de Salcedo!
El vetusto "Palacio"
de los Flórez Valdés, preclara familia gradense, radica
en Santianes y pertenece hoy a los Meras, sus allegados.
SANTA
MARIA DE VILLANDÁS
En parte de esta parroquia
ejercieron jurisdicción los Bernardos de Belmonte, y fue
notada por el crecido número de pecheros, como Coalla.
Es de las que más
riqueza mineral encierran, abundando el hierro, que, por lo caro
y difícil del transporte, yace abandonado, con valer tanto.
Solamente en Seaza existe uno de estos yacimientos, el de los Meruetos,
que, según informan personas obligadas á saberlo,
es de los mejores de Asturias.
Se dice además,
sin serio fundamento, que se ha descubierto últimamente un
abundante filón de carbón mineral.
Pero ¿qué
importa? Tendrán que esperar pacientemente estas gentes á
que cese el aislamiento de Salcedo para recoger los dones que atesora
el suelo que pisan, y ese aislamiento apenas cesará, por
cierto, para Villandás, con la carretera en construcción.
No lejos del río
de Vega y sobre una eminencia alzábase un pequeño
castillo, del que resta un torreón casi en ruinas, perteneciente
a los Díaz Miranda.
Desde tiempo inmemorial,
el segundo sábado de Enero algunos vecinos de esta feligresía,
acompañados de Monteros mayores, venían en costumbre
de correr monterías de lobos y otras fieras por la sierra
llamada del Pedrorio, acorralando a éstas hacia un "pozo"
ó trampa donde, obligadas, se precipitaban al fondo, matándolas
allí a tiros y pedradas. El "pozo", que precisaba
ciertos cuidados, estaba a cargo de los comprendidos en la montería.
En Villandás se
encuentra la celebérrima Cueva de Doña Urraca, extensa,
misteriosa y profunda, cruzada por galerías donde la naturaleza
simula objetos raros, monstruosos, fantásticos, estatuas
y columnas cuyo número aumenta según la imaginación
del visitante. Y naturalmente hubo en la cueva una hermosísima
Princesa encantada, Dofia Urraca, de rubia cabellera, que daba larguísimos
paseos por el contorno, siempre sola, seria, muda, hasta que desapareció
hace años sin previo aviso; pero dejó en la cueva
-y es lo interesante-, junto a su propia estatua yacente, un enorme
cofre de oro, que guarda inmenso tesoro custodiado por dos gigantescos
leones, de oro también, todo á disposición
del mortal que dé con la medía luna indicadora del
sitio en que existe riqueza tanta.
¡La medía
luna! ¡Cuántos han ido en su busca hasta ahora inútilmente!
SAN
BLAS DE RESTIELLO
Linda al Oeste con el
antiguo coto de Belmonte y le alcanzó la jurisdicción
de los frailes Bernardos, no muy larga, pero sí benigna.
El Rey Alfonso VI hizo
donación de la Iglesia de Restiello a la Basílica
ovetense el año 1097 (Era 1135): In Salceto Ecclesiam
Sancti de Maria de Restiello*.
Llevaba el cura la mitad
de los frutos del diezmo, y la otra mitad se dividía por
iguales partes entre dos simples, presentación de la Cámara
real en los ocho meses, y en los cuatro de turno el Obispo de Oviedo,
que daba el curato alternando con la Cámara. Otro simple
llamado rural, separado de los anteriores, era de igual presentación.
Un hecho excepcional
se desarrolló en Restiello en Mayo de 1810, hallándose
el Concejo invadido por las tropas de Napoleón.
Llegaron a este lugar,
maltrechos, cansados y hambrientos, siete guerrilleros asturianos
pidiendo amparo y raciones, y lejos de dárselas, se les rechaza
e insulta, amenazándoles con ser entregados al enemigo. Tamaño
ultraje malquisto a los de Restiello con sus conterráneos,
que reprobaron acremente su conduc
ta y la del General Armiñán
que estando presente (tenía aquí casa y bienes) no
evitó el insólito atropello, acaso porque no pudo;
pero no es cierto que excitara a consumarlo, como dijo la voz pública,
tachándolo de afrancesado, ni tampoco se lo imputó
D. Gregorio de Jove en su enérgico oficio a la junta Provincial,
pues sólo dijo que "había autorizado, con su
presencia el desorden tumultuario el Mariscal de Campo D. Alvaro
Armiñán
A consecuencia del caso
fueron sumariados y arrestados por mandato de la junta cuantos en
el desorden tomaron parte, incluso el expresado General, a quien
se trató con más rigor que á nadie, viéndose
obligado a quejarse de ser llevado a la indigencia por no percibir
sus pagas durante meses enteros*.
Pronto, empero, volvieron
los de Restiello al buen concepto público, pues los que no
estaban presentes al llegar los fugitivos, protestaron del "escandaloso
suceso" (palabras de la junta), y los mismos acusados se mostraron
pesarosos, reduciéndose el hecho a un incídente pasajero,
al que se dió quizás más importancia de la
que tuvo.
Filial de Restiello y
de las más antiguas de Salcedo su iglesia, fue cedida por
Ordoño II a la de San Salvador, con su antigua matriz, Santianes,
como queda expresado.
Fundándose en
una escritura que radica en el Archivo de la Catedral de Oviedo,
y está auténtica en el cajón de donaciones,
otorgada en la Era 1034, año 996, consigna el canónigo
Torres que la villa de San Martin de Vigaña, cerca del río
Cubia, se adjudicó judicialmente al Obispo de Oviedo, Gudesteo,
lo que no obsta para que después en la primera donación
hecha al Monasterio de Belmonte por su fundador, el ya nombrado
Conde Pedro Alfonso, se halle comprendida la villa de Vigaña
de Salcedo, con todos sus términos y sin limitaciones. El
traspaso voluntario y gracioso, extendido en latín y en pergamino,
lleva la fecha XIV Kalendas Aprilis de la Era 1189, año 1151*.
SANTA
MARIA DE VILLAMARIN
A diez y siete kilómetros
próximamente de Grado, linda por el Este con Tameza, y su
capital, Villamarín, fue cedida por Alfonso VII al Monasterio
de Belmonte, cuyo mandato expidió el juez de la Pobla de
Grado, y sacó copia del privilegio escrito en latín
el Notario de esa villa, Suez Pérez, en 1143*.
Tema la presentación
de este curato el colegio de Belmonte con la Cámara real,
y partía los frutos del diezmo, por mitad, entre el cura
y el préstamo, que era y le llevaba el citado colegio de
Belmonte.
Unos dicen que en La
Mata, los más que en Villamarín, ocurrió el
estupendo suceso de Las damas y los bollos.
Es el caso que había
tres doncellas encantadas en la concavidad de una peña, y
un vecino, compasivo, se fué a ver un brujo para desencantarías,
el cual brujo dióle tres bollos de cuatro cuernos, recomendándole
los entregase intactos a las doncellas; pero no pudiendo el labriego
resistir el voraz apetito que le acometió en el camino, se
comió un cuerno de uno de los bollos. ¡Maldito taragaño!
No bien entregó a las doncellas su respectivo bollo, transformáronse
éstos en tres magníficos caballos blancos; los montan
las muchachas, y ¡fatalidad! a uno de los brutos le faltaba
una pata, precisamente al del bollo cuyo cuerno comiera el aldeano.
Tratan de huir, sin embargo, las tres jóvenes en los otros
dos caballos sanos y salvos; mas al intentarlo desaparecen los corceles,
volviendo ellas al encanto, y en él permanecen todavía...
¿Quién las desencantará?
El desencantador que
las desencantaré, ¡buen desencantador será!
SANTA
MARIA DE LAS VILLAS
Confinada con el coto
de Belmonte, y su capital, Las Villas, es un pintoresco lugarillo,
cuyo origen se remonta a lejanísimos tiempos.
Suponen algunos que este
territorio estuvo comprendido en términos de Tolinas, porque
en la aludida donación de Alfonso VI, hecha a la Basílica
ovetense en 1097, se incluye, con la villa de Tolinas y la iglesia
de Santa María, la villa de Noceda, perteneciente a la parroquia
que reseñamos: In Salceto... villa qux dicunt Tolines
cum ecclesia Sancti de Maríde, et villa qux dicunt Noceta.
Pero esta inclusión no es bastante prueba.
Del diezmo participaban
antiguamente el cura en una mitad, dividiéndose la otra en
tres partes: para el Arcedianato de Grado una, y las dos restantes
eran del simple con carga de sacrístán.
Son presenteros el Prelado
con los Corros de Tolinas y antes alternaban éstos in solidum
con el Monasterio de Belmonte.
Señálase
en el curato la festividad del Santísimo Cristo de la Misericordia,
que se guarda los días 13 y 14 de septiembre, y termina con
una animada romería.
Los vecinos de Las Villas,
y especialmente los de Noceda, allá por el año 1867,
sostuvieron dura contienda con los de Dolia, lugar cercano, del
Concejo de Miranda (aunque en el mapa de SchuIz figure en Grado),
por llamarse al disfrute del monte común del Potril, alegando
unos y otros campesinos hallarse el monte en su respectivo Concejo.
Y llegó la formación de expediente, nombramiento de
Comisiones, etc., y nada se adelantó, como era de esperar,
siendo lo cierto que los terrenos del Potril eran y son del Concejo
de Grado.
SAN
COSME Y SAN DAMIAN DE TOLINAS
Situada en la parte más
meridional de nuestro término esta parroquia, sepáranla
del de Teverga los altos montes que mandan aguas al Cubia, que en
ella nace como es sabido.
El lugar de Tolinas,
cedido por Alfonso VI a la Iglesia de Oviedo, según se ha
dicho antes, consta más tarde donado por Alfonso VII, con
el de Villamarín, a Santa María de Lapedo*.
En terrenos de Tolinas
estaba la hospedería de San Lázaro de Corros, de regio
patronato, y aquí ejerció jurisdicción, como
en Llamoso y Montovo, parroquias incorporadas hoy al Concejo de
Miranda, la esclarecida familia de Corros 6 González Cienfuegos,
aludida ya, y cuya casa solariega se levanta en Tolinas.
La capilla que se halla
en el centro de dicho lugar y en que se venera á Nuestra
Señora de la Cabeza, fundáronla los Cafiedo, de Candamo.
Era de la Cámara
real en todo tiempo la presentación del curato.
Los frutos del diezmo
los partían por mitad el Obispo de Oviedo y el cura, percibiendo
el Prelado además 21 fanegas de escanda por territorio foral.
El destrozo de La Bocada,
el envidiado monte de Tolinas, pobladísimo de hayas y robles,
comenzó hace un siglo, al ser vendida por los tolineses la
madera "para carbón" a la fábrica de Trubia;
pero así y todo, iba lentamente repoblándose el faedo,
cuando en 1847 unos recién llegados, amparados por algunos
vecinos, procedieron
a nuevas desatinadas cortas con objeto de fabricar barriles, convirtiendo
en carbón infinidad de hermosas hayas, hasta que suspendida
la faena, ya muy adelantada, ante la protesta del vecindario, fueron
los culpables encausados, pero no castigados, por resultar que casi
todos los tolineses, más o menos y para su utilidad, habían
contribuído al acto abusivo, dándose el caso de ver
vendidos 250 soberbios árboles "por una barra, una porra,
un martillo de fierro y 160 reales", según expresa un
escrito, referente al asunto, archivado en la Diputación
provincial.
Posteriormente, en cambio,
supieron con tesón defender estos valerosos vecinos su ya
mermado faedo de las rapacidades del Estado.
Tenían fama las
monterías de Tolinas, y uno de los más celebrados
caleyos o trampas hacia el que se enveredaba la caza, estaba en
el valle del Mouro, en Porcabeza, y en él cayeron muchos
jabalíes, lobos y osos. Comúnmente encerraban en los
caleyos una res viva que servía de cebo a las fieras, y al
encargado de armar la trampa y cebar la res, se le indemnizaba por
los vecinos.
... ...
... ... ... ...
Cerraremos este capítulo
con las siguientes breves noticias referentes a Salcedo:
Vermundo Armentariz,
esclarecido cabanero, y su mujer Doña Paya, concedieron a
la iglesia de San Salvador de Oviedo, entre otros muchos bienes,
varias villas de Salcedo cerca del río Cubia, por escritura
otorgada en 1058, y "querían que sirviesen para sustento
de los ministros de la Catedral"*.
Maria Peláez,
hija del Conde Pelayo Froilaz, mencionado ya, traspasó también
a la iglesia de Oviedo tierras importantes de Salcedo el año
1096*
.
1 Por testamento de Alfonso
VI concédese á la misma Basilica la iglesia de San
Cristóbal (Christoforí) de Salcedo, en la Era 1138,
sin que presumamos a que iglesia se refiere*
.
El año 1195, el
Rey D. Alfonso IX y el Obispo de Oviedo Don Juan partieron entre
si los vasallos de Salcedo, cuya partición se ejecutó
por Gonzalo Núñez, Gobernador de Grado y de Tineo;
por Suero Peláez, que lo era en propiedad de todas las Asturias,
y por Vela Díaz, Vicario-Merino del Rey*.
Y en 1490, Alfonso
Arias Terrazo, vecino de Cangas, poseedor de la mayor parte de Salcedo,
hizo donación de esas sus tierras, patronatos y presentaciones
al Monasterio de Santa María de Lapedo*.
|